Vitoria. En 2009 usted publicó el libro 'El moment de dir prou' (Hasta aquí hemos llegado). ¿Lo dijo Catalunya el martes?

Fue ese prou en mayúsculas, pero un "basta" al propio discurso autonomista. Se ha desbordado lo que intentaba el Govern, convertir la manifestación a favor de algo tan absurdo como el pacto fiscal. No vi ninguna pancarta a favor del pacto fiscal. Fue una manifestación independentista. El pueblo de Catalunya ha superado dos años después la manifestación un poco adolescente del 10 de julio, la protesta airada, reactiva, a la sentencia sobre el Estatut.

¿Cómo se siente tras esta Diada?

No quisiera parecer poco humilde o arrogante, pero se han cumplido las previsiones hechas desde SI. Hemos actuado siendo conscientes de que esto pasaría. Cuando hablábamos de la gravísima crisis del autonomismo y sus partidos, se reían de nosotros. Hoy estamos ante ella.

Por ejemplo, ¿la del PSC?

Sí. Está, no sé si en descomposición, pero sí ante la crisis existencial más grave de su historia, en la que la dirección busca un endurecimiento españolista que será funesto para la idea que ha intentado representar el PSC. Mientras, el sector más catalanista acudía a la manifestación.

¿La Diada introduce la posibilidad real del Estado catalán en las agendas políticas de Europa?

Hemos visto las sorprendentes declaraciones de José Manuel Durão Barroso en el Europarlamento, donde se le planteaba cómo se plasmaría la independencia. Que dibujara un posible marco ha debido crear malestar en Madrid. Hay dos declaraciones más que muestran una voluntad de contemporizar. La primera, que Catalunya tendría que salir de la UE y, después, la de Joaquín Almunia, que de ninguna manera saldría ni de Europa ni del euro. Contradictorio, pero hablando ya de independencia, tabú hace un año.

¿El papel de Artur Mas como president y su liderazgo de CiU lo colocan en una tesitura complicada?

Tiene un papelón. Convergència está en coalición con Unió, que demuestra una agresividad y falta de adecuación al momento que vivimos. Podemos situar la parte conservadora de Unió en la misma órbita que el PSC. Durán i Lleida se ha reunido con dirigentes del PSC. Se buscan como aliados. Aunque la opción independentista en Unió solo logró el 20% en su último congreso, estoy convencido de que hay un debate interno impensable hace un año. Convergència, conservadora y tirando balones fuera, estuvo la semana previa a la manifestación insistiendo en que sería por el pacto fiscal.

¿Le convencen los discursos de respuesta que pronunció Mas?

No puedo negar que sus dos discursos, el institucional y el de Madrid, fueron relativamente bien recibidos por parte del independentismo. Pero será tras la reunión que tiene el día 20 en Madrid cuando SI se definirá. Estamos muy preocupados por lo que ha ocurrido siempre: Convergència ha capitalizado para luego rebajar considerablemente. Nuestro papel es el de asegurar que las reivindicaciones no queden diluidas.

¿Habrá adelanto electoral?

Sería muy buena señal. Primero, el independentismo quedaría emplazado como escenario del futuro del país y, segundo, porque supondría que CiU no puede seguir más tiempo con su agenda del pacto fiscal, la derrota del autonomismo y plantear unas elecciones refrendarías.

¿Cómo ve que una de las primeras voces del Gobierno que valoró la intervención de Mas en Madrid sea el ministro de Asuntos Exteriores?

No estaba al tanto, pero parece significativo… Mire, anteayer estuve en Edimburgo y presidí el acto oficial que por primera vez de la Diada se hacía en un parlamento europeo. Mi sorpresa no fue ver decenas de parlamentarios escoceses, muy positivo, sino que había más de seis cónsules europeos, africanos y asiáticos. Hemos puesto el conflicto catalán en la escena internacional de manera inteligente y exitosa.

¿Cuántos pasos hay hasta ese Estado catalán?

No creo mucho en las hojas de ruta. La experiencia de los procesos secesionistas, sobre todo europeos, muestra evoluciones diferentes. Con nuestra experiencia, es muy importante un trabajo de relaciones internacionales y una primera aproximación, sin poner fechas, a la pieza clave de la declaración unilateral, más que el referéndum como primer paso.

¿Una declaración del Parlament?

En el Parlament, los independentistas somos mayoría. A la manifestación acudimos 80 de 135. Con el máximo respeto a la democracia, celebrar un referéndum con el sistema de medios de comunicación actual sería muy complicado. Ellos tienen los grandes diarios, medios televisivos, radios… Su aparato propagandístico, absolutamente intacto. Ir primero a un referéndum sería un error.

¿Qué sectores sociales parecen más proclives hacia la independencia?

El pequeño empresariado, las clases medias y hay una evolución sindical. En Catalunya, CCOO y UGT son los principales sindicatos. A dos metros de mí iba en la marcha el secretario general de CCOO en Catalunya. De una situación en la que ir a una marcha independentista marcaba negativamente se pasa a hablar de las ausencias, de si van Mas, Durán…

¿Cuál debe ser el siguiente paso?

Hay dos grandes campos. Uno es ortodoxo y otro, menos, mi opinión. Primero, el internacional. Muchos partidos y entidades tienen relaciones internacionales, poco trabajadas en general. El otro es el de trabajar la inmigración española de los años 60 a 80. La reciente, la transahariana, las cosas como son, ha sido muy bien tratada por CiU. La problemática es la inmigración de toda la vida. Se dijo que se integrarían en la tercera generación, vamos por la segunda y veo cierto fortalecimiento de la identidad española con La Roja y los usos lingüísticos.

Vista la debilidad de España ante la UE, ¿es el momento de Catalunya?

Ya lo creo. Me produce risa oír a Dolores de Cospedal que "basta de amenazas desde Catalunya". ¿Con qué prisma ve la realidad esta mujer? Los irlandeses intentaron aprovechar la debilidad de su metrópolis durante la Primera Guerra Mundial. No les salió bien, pero desembocó en el Free State de 1922. Es la política, el arte de la oportunidad. Llamarle a un político oportunista es la bobada más grande que se puede decir, porque la política es el arte de lo posible y de aprovechar las ocasiones. La de ahora es inmejorable. Y no tiene nada que ver con falta de solidaridad.

De eso les acusan desde España.

Si Catalunya estuviera prepotente y con vertebración importante de su industria y sus finanzas, y decidiera dejar en la estacada a España, podríamos hablar de esa palabra que tanto les gusta, de egoísmo, pero si tenemos más del 20% de la población en un estado de pobreza, un fracaso escolar superior al español, una salud pública en bancarrota… Tenemos una situación ruinosa en el que la propia Generalitat no sabe muchos meses cómo se lo va a montar para pagar a los funcionarios. Una situación debido a los 18.000-19.000 millones que se llevan cada año y no devuelven. La gente no piensa en actuar porque España esté débil, sino porque ve lo que tiene y el comportamiento político de España, una humillación. Parece un guión escrito por un separatista, porque España está cometiendo los más graves errores que, para sus intereses, podía cometer. Catalunya será independiente por los enormes errores que, sobre todo, desde el año 2007 ha cometido España. Ellos no lo saben, pero Zapatero y Rajoy son los grandes liberadores de Catalunya.