Bilbao. ¿Tiene algún significado especial que este aniversario coincida por primera vez con un escenario 'postETA'?

El comunicado de ETA de cese definitivo de la violencia terrorista hace un tanto diferente la conmemoración de este aniversario, pero tampoco debemos vivirlo con demasiado euforia, en un momento en que todavía ETA ni se ha disuelto ni ha entregado las armas ni sigue sin reconocer a sus víctimas. Queda mucho quehacer, pero sí que tiene esa parte positiva, por decirlo de alguna manera. Me hace vivir estos momentos con otra esperanza y otra ilusión, pero sin olvidar que ETA sigue estando presente.

¿Qué le pesa más en estas fechas, recordar aquellos días terribles o dar testimonio de las víctimas?

El dolor pesa todos los días pero en estas fechas la carga emocional es mayor. Aunque no me quedo solo con esa parte negativa, sino con lo positivo de aquella unidad política y social que consiguió arrinconar a la banda terrorista. Me gusta recordar esos momentos y ojalá podamos recuperar el espíritu de Ermua.

¿Cómo ha sido el proceso de dar la cara por su hermano a enarbolar la bandera de las víctimas y enrolarse en el Partido Popular?

Después de la pérdida de un ser querido, tienes que aprender a reescribir tu agenda. Hay que partir de cero y eso es muy difícil. Pero siempre he sido una persona fuerte y he querido llevar a cabo todas las ilusiones que tenía puesto mi hermano en esa agenda. Recuerdo que mi hermano solía decir que se negaba a admitir como ciudadano que en su tierra hubiera una parte de la sociedad que miraba a otro lado mientras asesinaban y amenazaban a la otra parte. Esa frase me motiva, porque creo que desde la política se puede ayudar a mantener la dignidad de las víctimas.

¿Participará en los encuentros entre víctimas y victimarios?

Respeto a las víctimas que se han acercado a la cárcel a entrevistarse con los asesinos de sus familiares, pero no lo comparto. Aspiro a no ver el careto ni las manos manchadas de los asesinos de mi hermano, ni en la cárcel ni en la calle. Uno de los momentos más felices de mi vida fue cuando tuve que enfrentarme a los asesinos de mi hermano en la Audiencia Nacional y verles en esa pecera. A lo máximo que aspiramos las víctimas del terrorismo una vez que nos han arrebatado a nuestros familiares es a ver cumplida la justicia. Y lo único a lo que yo aspiro es a que todas las personas que participaron en el asesinato de mi hermano se pudran en la cárcel. No tengo nada que hablar con ellos.

¿En este tramo final de la legislatura, cómo valora el trabajo de la Comisión de Derechos Humanos que preside?

Lo más importante es que han comparecido únicamente personas y organizaciones que defienden la vida y no vulneraran los derechos de ningún ciudadano. Si hay algo que me alegra es que han comparecido las principales asociaciones de víctimas del terrorismo, cosa que echamos en falta en anteriores legislaturas.

Mari Mar Blanco.