GERNIKA-LUMO. El colectivo de presos de ETA y de la izquierda aber-tzale ilegalizada (EPPK) dio ayer a conocer las conclusiones del debate interno en las cárceles sin aportar novedades. Dejaron bien claro su rechazo al plan de reinserción diseñado por el Gobierno de Rajoy, aunque no hubo referencia expresa al mismo. En su declaración pública rechazan el arrepentimiento como condición para la salida de prisión.
"El arrepentimiento-delación no es más que una vía diseñada para la destrucción de la persona y del militante, y por eso la criticamos y repudiamos. Las presiones, los chantajes y los intentos de doblegamiento deben cesar ya, igual que utilizar los 'beneficios penitenciarios' para negar derechos", señala la declaración hecha pública a través de un vídeo proyectado en la Sala Elai-Alai de Gernika.
La referencia al arrepentimiento remite al colectivo de presos de la vía Nanclares, una veintena de reclusos expulsados de ETA en su día tras haberse desvinculado de la banda, renunciado a la violencia, reconocido el dolor causado a sus víctimas y comprometido a indemnizarlas, cuando sea posible. En ningún caso, el perdón o el arrepentimiento expreso.
El plan de reinserción presentado a finales de abril por el Gobierno español asume estos postulados e incluso los reduce, ya que condiciona la adhesión al programa a que el preso "acredite el rechazo a la violencia y su desvinculación de la organización criminal a la que ha pertenecido o con la que ha estado relacionado". Son las dos condiciones que impone para proceder al acercamiento de presos a Euskadi.
La cita no respondió a las expectativas creadas los días previos desde la izquierda abertzale. En concreto por Joseba Permach, quien señaló que iba a ser una declaración "histórica", o por Pernando Barrena, que dejó entrever una posibilidad de que los presos aceptaran medidas individuales. Sin embargo, los presos no se salieron del carril establecido, aunque el EPPK se mostró dispuesto a dar "nuevos pasos en el futuro, si se dan condiciones para ello".
Sí hubo un atisbo de novedad fue en su referencia, por primera vez, a las víctimas de ETA. En este sentido, la declaración señala que "somos plenamente conscientes del múltiple dolor generado". A partir de ahí, sitúa de manera equidistante el daño causado por "cada una de las partes" y censura que se contrapongan víctimas y presos "en lugar de ofrecer a cada uno de estos asuntos una salida propia".
En su declaración, el colectivo de presos se adhiere a la estrategia política de la izquierda abertzale y vincula la "solución "integral al conflicto" con la amnistía. Añade una reivindicación política para la resolución del contencioso vasco: la autodeterminación.
La presentación de las conclusiones del debate interno de los presos contó con la presencia de representantes políticos y sindicales, entre ellos Rufi Etxeberria y Maribi Ugarteburu (por parte de la izquierda abertzale) Ainhoa Etxaide (LAB) y Joseba Gezuraga (EA). Entre el público se encontraban algunos exreclusos de ETA y el exdirigente de la banda y uno de los interlocutores de la banda en las negociaciones de Argel Eugenio Etxebeste, Antxon.
El pronunciamiento del colectivo de presos no contó con la aprobación de los partidos que no integran la coalición Amaiur, ni tampoco de su destinatario más directo. Así, el Ministerio del Interior recordó a los reclusos que "jamás" conseguirán la amnistía. Fuentes del departamento dirigido por el ministro Jorge Fernández Díaz subrayaron a Efe que "la única salida" de los presos es su reinserción individualizada en el marco de la ley y espetaron a la izquierda abertzale que mientras ella ha asumido la legalidad y disfruta de las instituciones, "obliga a los reclusos a inmolarse" al impedirles acogerse a ls vías legales para su reinserción.
El consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, consideró "decepcionante" el comunicado y subrayó que "el futuro de los presos no dependerá de una salida colectiva". Por su parte, Iñigo Urkullu no encuentra "nada positivo que decir, ni siquiera que, aunque insuficiente, sea un paso". Para el presidente del PNV se trata de "un juego de escenificaciones que tienen como objetivo el victimismo electoralista".