Vitoria. Un recorte de más del 20% en todas las partidas que tienen que ver con Álava. Es sólo un dato, pero bastante clarificador de cómo ha configurado Blanca Urgell los presupuestos del área de Cultura del Gobierno Vasco para 2012. Nada ha quedado a salvo de un tijeretazo que ha llegado a euskera, juventud, EiTB... generando en algunos casos verdaderos problemas de subsistencia a varios programas y organismos. Pero en esas cuentas, y desde el principio, ha habido una única excepción: el Año de las Culturas por la Paz y la Libertad.
Lakua cuenta con un presupuesto de 6 millones de euros para un programa del que no ha querido dar explicaciones en sede parlamentaria, por lo menos hasta el momento, y que Urgell ha justificado en más de una ocasión aduciendo que tanto dinero repercutirá en artistas y agentes culturales de Euskadi, algo que a la vista de la programación presentada ayer es cuando menos dudoso.
La realidad es que mientras el Gobierno Vasco deja en la cuerda floja al sector cultural con sus cuentas para 2012, se ha sacado de la manga una serie de actuaciones con una dotación económica que parece desproporcionada en tiempos de crisis como los actuales y que hipoteca al Departamento.
Estos seis millones, con todo, tienen un origen que poco o nada tienen que ver con su objetivo final. Su existencia responde a la supuesta deuda contraída por Lakua con Bizkaia tras cerrarse en banda a estudiar la viabilidad de un Guggenheim 2 en Urdaibai, con toda la polémica pública y mediática que aquello conllevó. De aquél no se filtró a la prensa una primera propuesta para hacer una bienal artística, aunque aquello no tuvo recorrido. De ahí se pasó a la posibilidad de establecer un espacio que vinculara arte y naturaleza. Eso evolucionó a un proyecto que debía vincular la paz, aprovechando el 75 aniversario del bombardeo de Gernika, con el contexto natural (de hecho, sí habrá actividad en la reserva de la biosfera vizcaína) y la creación artística (esto último para justificar, más que nada, que el único área que pone dinero para pagar los fastos sea el que dirige Urgell).
Frente a estos seis millones de euros están, por citar casos de las últimas semanas, las protestas del Consejo Vasco de la Juventud, que ve cómo los recortes impulsados por Cultura ponen en serio peligro su futuro. O la intención del PSE-EE, al final un tanto matizada por una enmienda del Partido Popular, de rebajar el 30% a eventos de relevancia como el Festival de Jazz de Gasteiz. O el hecho ya consumado del abandono total del yacimiento de Iruña Veleia por parte del Ejecutivo autonómico aduciendo falta de competencias. O... Son varios los casos en los que Urgell y su equipo han cortado de raíz distintas líneas de actuación.