vitoria. La cuestión de los presos va cobrando relevancia día a día tras el anuncio del cese definitivo de la actividad armada decretado por ETA el pasado mes de octubre. Las voces que piden el fin de la actual política penitenciaria arrecian desde entonces, mientras los cerca de 700 reos dispersos en cárceles de seis estados distintos encaran un futuro lleno de incertidumbres. El fin de la dispersión, la derogación de la doctrina Parot y la puesta en libertad de los reclusos enfermos marcan la agenda en materia carcelaria.

Según datos hechos públicos esta semana por Etxerat, en la actualidad 665 reos integran el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). De ellos, ocho cumplen condena en suelo vasco, mientras que 514 están encarcelados en 38 prisiones del Estado español y en 26 penales franceses se reparten a otros 139 presos. Cuatro reclusos cumplen condena en México, Inglaterra, Irlanda y Portugal.

Del total de los citados, 178 permanecen en prisión preventiva, y otros 175 ya han cumplido tres cuartas partes de la condena. Entre estos últimos, 49 reclusos están sujetos a la denominada doctrina Parot, fórmula mediante la que los beneficios penitenciarios se aplican sobre el total de la suma de las penas, y no sobre el máximo de permanencia en la cárcel.

En cuanto a los reclusos enfermos de gravedad, Etxerat registra veinte casos distintos, de los que nueve permanecen aún en prisión. Los once restantes, por su parte, cumplen condena en sus respectivos domicilios.

langraitz A los reclusos del colectivo oficial se vendrían a sumar la veintena de presos encarcelados en la prisión alavesa Langraitz, donde se agrupa el conocido como sector crítico, desvinculado del EPPK. Forman parte del citado grupo históricos activistas de ETA como Joseba Urrusolo, Carmen Gisasola o Kepa Pikabea. Así, sumando a los presos de Langraitz, los del EPPK y los que cumplen condena en su domicilio, en torno a cuarenta presos cumplen condena en Euskal Herria.