Rabat. El partido islamista moderado Justicia y Desarrollo (PJD) se ha convertido en el vencedor, por mayoría simple, de las elecciones legislativas del viernes en Marruecos. Según datos proporcionados por el ministro del Interior, Tayeb Cherkaui, el PDJ ha conseguido 80 de los 288 escaños atribuidos tras escrutarse el 73% de los votos (el Parlamento cuenta con 395 escaños). Por detrás se han colocado el nacionalista Istiqlal, con 45 escaños, la Reunión Nacional de Independientes (RNI), con 38, y el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado en 2007 por un aliado del rey Mohamed VI en 2007, con 33 escaños.

De confirmarse esta tendencia, el hasta ahora principal partido de la oposición lograría la victoria por primera vez en la historia del país y se colocaría en la senda de Túnez. Nada más conocerse los primeros resultados, el secretario general del PJD, Abdelilah Benkirán, se congratuló por el triunfo y abrió la puerta a las alianzas con casi todas las fuerzas políticas del país, a excepción del partido vinculado a la casa Real. "El pueblo marroquí ha escuchado nuestro llamamiento: quiere que haya reformas necesarias y quiere también estabilidad dentro del sistema monárquico", afirmó.

Benkirán recordó que el PJD lleva 15 años en el Parlamento y en otras instituciones. En cuanto a las posibles alianzas, el líder islamista, asediado por los periodistas nacionales y extranjeros, mostró su preferencia por los partidos que integran la Kutla, un bloque al que pertenecen tres formaciones nacionalistas -Istiqlal, Unión Socialista y Partido para el Progreso y el Socialismo-. Benkiran precisó, no obstante, que la única formación que queda fuera de sus consideraciones es el PAM, el gran enemigo del PJD.

Según la nueva Constitución aprobada en julio, el rey deberá encargar gobierno al partido más votado, aunque aún se desconoce qué sucederá si esa formación no consigue apoyos suficientes para formar el Ejecutivo. Lo que sí está claro es que el próximo primer ministro gozará de mayores poderes que sus antecesores, como el de nombrar a todos los ministros de su equipo (a excepción del titular de Asuntos Religiosos). La victoria islamista supone una gran derrota para la monarquía, que el viernes fue doblemente golpeada por la alta abstención en estas elecciones: apenas el 42% de los 13 millones de inscritos para votar acudieron a las urnas. Además, otros diez millones de marroquíes aptos para votar ni siquiera se inscribieron para ejercer su derecho, lo que pone de manifesto la apatía y la desconfianza de la población hacia el proceso electoral. El Movimiento islamista Justicia y Caridad (ilegal pero tolerado) descalificó la victoria del PJD y afirmó que "no supone ningún cambio porque las elecciones están falsificadas". Para Hasán Benajeh, portavoz del movimiento, todos los partidos han demostrado "no estar a la altura de las expectativas" durante los movimientos de protestas sociales que estallaron hace nueve meses.