PRIMERO tocó Donostia, luego Gasteiz y ayer, Alfredo Pérez Rubalcaba recaló en Barakaldo. Esta campaña está siendo curiosa para el PSOE, también en Euskadi. Vino a Gasteiz José Luis Rodríguez Zapatero, el gran ausente de la caravana socialista, para protagonizar una fotografía histórica con el mismo lehendakari al que ha ninguneado ostentosamente en muchos momentos de la legislatura. Un lehendakari que a su vez le devolvió la jugada promoviendo la candidatura de Rubalcaba y dinamitando las primarias. Las paradojas de la política han querido que el ministro que gestionó el fin de ETA afronte como candidato encuestas que le auguran la mayor debacle electoral de su partido. El mapa de España amenaza con ser azul en la noche del 20-N. Menos en Euskadi, donde salvo mayúscula sorpresa la victoria será nacionalista y los socialistas quedarán por encima del PP. Y, paradojas de la política, el lehendakari del fin de ETA hoy hace campaña en Málaga, mientras su partido también paga los platos rotos en la CAV y comienza a moverse su nombre como el recambio de Rubalcaba -cuya candidatura apuntaló- al frente del PSOE a medio plazo, es decir, tras las autonómicas.
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