La de ayer fue una jornada de latidos bajos en la carrera hacia el 20-N. Una de esas etapas de transición en la que los ciclistas se avituallan, se protegen la barriga con los periódicos del día y recuperan fuerzas para llegar con opciones a los puertos que se asoman al final de las hojas de ruta de sus equipos. Con los candidatos alaveses refugiados de esta gélida lluvia que tan poco ayuda al reparto de globos y caramelos, y con el lehendakari López en Asturias explotando el tirón que acumula fuera de las fronteras vascas como máximo representante del cambio para tratar de engordar la saca de su partido, los actos de campaña se centraron ayer en tierras guipuzcoanas con ETA, la crisis y la sombra de las encuestas de nuevo en el papel de protagonistas.
los socialistas
Elogio de la derrota de ETA
Felipe González y Alfonso Guerra agitaron el trofeo de ETA ante los morros del PP el pasado sábado, arrogándose esta "victoria" y reprochando a su rival -casi por primera vez en esta campaña- la poca solidaridad que ha mostrado al Gabinete Zapatero en este "largo, duro y difícil" camino. ETA aterrizaba de una vez más en una campaña. Siguiendo esta línea, pero evitando el encontronazo frontal con sus socios de gobierno en el País Vasco, Patxi López volvió a subrayar desde la localidad minera de Pola de Siero que la "firmeza" de "dos gobiernos socialistas" -el suyo y el de José Luis Rodríguez Zapatero- ha sido la que ha logrado acercar el adiós de la organización terrorista. En este sentido, aprovechó para reivindicar la labor de el presidente saliente y del propio González, agradeciendo especialmente a éste último -en la víspera de que hoy por fin se produzca el primer abrazo entre ambos a las puertas de Ajuria Enea- lo "mucho" que se ha jugado por ganar la paz para Euskadi. En todo caso, el elogio pronto recuperó el tono de la campaña y López volvió a mirar al candidato de su partido, un Alfredo Pérez Rubalcaba que, según subrayó, "siempre ha sabido tener los nervios de acero" y siempre ha actuado desde la cocina de este proceso con inteligencia y con "la discreción de los valientes", lo que en seguida contrapuso con la actitud del líder del PP, Mariano Rajoy, "que de esto no habla", denunció con intención.
Por su parte, Rubalcaba mantuvo a González como inesperado secundario "de lujo", oponiendo como un activo al expresidente socialista frente a un Aznar que el PP tiene tan escondido esta campaña como el propio PSOE a Zapatero.
los 'populares'
Salir de las alambradas
Como si la vuelta a la primera fila de los protagonistas de la política en traje de pana hubiera dado marcha atrás al reloj, y con Rajoy de descanso, los populares no dudaron en resucitar el fantasma de los GAL para responder a los empellones del PSOE recordándole que con ese tema se le permiten pocos juegos.
Antonio Basagoiti obró el milagro de soplar y sorber al mismo tiempo al advertir a los socialistas de que no remuevan los escombros de ETA si no quieren encontrarse con "verdades como la de la viuda de la última víctima del GAL" -oportunamente presente en el acto- y acusarles de alimentar una "bronca gratuita" para cubrir su falta de ideas, mientras a renglón seguido reclamaba que no se recurriera al terrorismo para tirarse "los trastos a la cabeza. Así, el líder del PP vasco pidió "un respaldo fuerte" para evitar una vuelta "al pasado de las alambradas" para lo que, mirando de reojo a las encuestas, llamó a la "movilización", llegando a pedir "que nadie tema" una mayoría absoluta de Rajoy porque, según prometió, sabrá buscar "acuerdos con quienes no piensan" como él.
el pnv
"Pedir cuentas" a Amaiur
Tan ajenos a esta refriega como conscientes de que Amaiur será su gran rival en la pugna por el voto abertzale, los jeltzales fijaron ayer a esta coalición en su punto de mira utilizando el pasado de la izquierda abertzale tradicional como arma arrojadiza. "Es el momento de pedirles cuentas por la herencia de sufrimiento" que llevan a cuestas; de "ponerles en su sitio", acometió José Luis Bilbao, que llegó a pedir a los votantes que no olviden que esos "demócratas tardíos" que ahora hablan de paz abogaban hace no tanto por "socializar el sufrimiento". La llamada a rebato había sonado contra el adversario soberanista e Iñigo Urkullu también alzó esta bandera acometiendo en su caso contra la "parálisis" con la que a su juicio Bildu está llevando "a la ruina" a las instituciones que gobierna. "Hoy Gipuzkoa conjuga los verbos estudiar, analizar, esperar, aplazar, parar", denunció, antes de criticar que aún no haya presentado su programa de gobierno, repitiendo así "el modelo López".
Por contra, tras reiterar que su partido dará "la talla" a la hora de "tejer la convivencia" en este nuevo tiempo y afianzar una paz que reconozca el dolor de las víctimas, volvió a reivindicar el "liderazgo efectivo" que prometió que seguirá ejerciendo el PNV, comprometido "ahora sin violencia" más que nunca a "cumplir el gran sueño de Euskadi: el sueño de la libertad".
amaiur
Conflicto, conflicto
Por su parte, los portavoces de Amaiur siguieron aferrados a "la superación del conflicto" vasco como principal argumento de campaña. Para hacerlo, se comprometieron a defender en Madrid "las bases fundamentales" que deben guiar su resolución -"el reconocimiento de Euskal Herria como nación y el derecho a decidir"- y se comprometieron una vez más a "impulsar la desaparición de todas las violencias", poniendo el acento en "la única que se mantiene contra los vascos", la que ejerce un "Estado antidemocrático que niega" la mayoría de edad política a los vascos "hipotecando" así su futuro, ante la que pidieron una actitud "clara y firme" a los demás partidos.