vitoria. Daniel Ortega se dirige hacia una reelección casi segura como presidente de Nicaragua frente a una oposición dividida y enfrentada. Ortega, el exguerrillero izquierdista que dejó atrás los ideales del sandinismo y abrazó la palabra de Dios, se enfrenta a cuatro oponentes liberales conservadores, entre quienes destaca Fabio Gadea, el único con posibilidades de ponerle el camino algo más difícil al oficialismo. El mayor oponente de Ortega (que tiene una intención de voto del 48%) se presenta a la contienda electoral con 80 años y aspira a convertirse en la sorpresa de la jornada electoral de hoy, en la que además tendrán lugar comicios legislativos.
Gadea, que cuenta con un 30% de apoyo, se presenta por la alianza Partido Liberal Independiente (PLI), que aglutina a disidentes tanto del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) -del expresidente Arnoldo Alemán-, como del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) -integrados en el Movimiento Renovador Sandinista (MRS)-. El tercero en discordia es precisamente Alemán, consuegro de Gadea, que aspira a volver a la presidencia tras ser sobreseído de una condena a 20 años de cárcel por fraude y corrupción. El cuadro de opositores lo completan los candidatos con menos posibilidades, el diputado Enrique Quiñónez y el académico Róger Guevara.
El presidente Ortega ha sufrido una gran transformación entre su primeros años en el poder (1979-1990, año en el que perdió en las urnas frente a Violeta Chamorro tras una década de revolución, guerra y escasez) y la actualidad. Atrás quedó la imagen del guerrillero marxista que asumió el poder tras el fin de la dictadura somocista. Ahora, el presidente se presenta como un candidato pragmático y moderado, con estrechas relaciones con la jerarquía católica. En el libro La revolución inconclusa, Kenneth E. Morris asegura que el mandatario nicaragüense ha sufrido una profunda metamofosis, "del humilde estudiante izquierdista al magnate poderoso, ansioso de fama y riqueza".
Apoyado económicamente por su gran aliado y benefactor Hugo Chávez, el mandatario ha impulsado importantes programas sociales que han beneficiado a las personas con menos recursos del país. Sin embargo, en el otro lado de la balanza están las acusaciones de autoritarismo, nepotismo y clientelismo. De hecho, la actual candidatura del mandatario está envuelta en la polémica: los magistrados sandinistas de la Corte Suprema de Justicia, sin la presencia de los opositores, declararon inaplicable el artículo de la Constitución que impedía la reelección continua del presidente y que limitaba a dos el número de mandatos.
Ortega encarna en su persona el conservadurismo moral, el neoliberalismo económico y el populismo. El mandatario hizo dos importantes pactos que le allanaron su vuelta al poder. El primero, con Alemán, para repartirse las instituciones del poder en 1998, y el otro con el cardenal Miguel Obando, con el que se aseguró el apoyo de la Iglesia a cambio de prohibir el aborto terapéutico. Ahora, Ortega y su mujer, Rosario Murillo, la otra mitad del poder en Nicaragua -ejerce de portavoz del Gobierno y jefa de campaña-, inundan sus discursos con la palabra de Dios, asisten a misas populares y se rodean de la jerarquía católica.
Ortega y Alemán extendieron su pacto en 2009, cuando la Corte Suprema de Justicia otorgó la libertad al expresidente, una maniobra que los analistas interpretaron como contrapartida a que los diputados liberales destrabasen la Asamblea Nacional -estancada debido a la crisis política desatada por el fraude denunciado en las elecciones municipales del año anterior- y votaran a favor de la reforma constitucional.
Líder del FSLN Ortega ha sido el único líder del FSLN desde 1984. Y si el mandatario ha sufrido una transformación, también el partido sandinista. De los nueve comandantes que combatieron en la revolución, solo quedan Ortega, Tomás Borge y Bayardo Arce. El resto está en la oposición, mientras que el FSLN ha quedado en manos de la ambiciosa pareja presidencial. Dora María Téllez, que a sus 24 años asaltó el Palacio Nacional, asegura que "este no es un gobierno de izquierdas sino un gobierno populista de derechas, cuyo aliado ha sido el gran capital".
Téllez integra el MRS y ha pedido el voto para Gadea, al igual que los intelectuales Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal y Gioconda Belli, que formaron parte del viejo FSLN. La alianza de Gadea, de ideologías tan dispares, se hizo para "defender la democracia" frente al "autoritarismo" de Ortega. "Daniel hace lo que siempre han hecho los caudillos populistas de derechas: liquidar las instituciones y convertir a su familia en su primer círculo de lealtad", prosigue Téllez. Otros, en cambio, ven al mandatario como un hábil administrador de crisis, como la surgida tras las recientes lluvias, tras la cuales repartió láminas de zinc para los techos de las casas más pobres. "Ha actuado como un gigantesco alcalde que está cerca de las necesidades inmediatas de la gente", sostiene el analista Arturo Cruz.