EL CIS más irrisorio de la historia ha dejado encima de la mesa dos verdades que casi son las únicas que se le adivinan: la primera es la mayoría absoluta del PP. La segunda, que Euskadi y Catalunya son dos motores tractores de voto en el resto de España. Solo así se explica el alucinógeno augurio del Centro de Investigaciones Sociológicas, que otorga al PP la victoria en todas las comunidades autónomas pero no en estas dos nacionalidades históricas, donde ganaría el PSOE.

Si se confirma que este estudio no ha acertado el resultado del 20-N ni de lejos, el margen de error no puede justificar la disposición de la ciencia a manos de los objetivos políticos. Y en el caso de Euskadi es tan burdo que otorga para PSOE y PP el doble de intención de voto que para PNV y Amaiur, cuando las españolas fueron la tercera y cuarta fuerza en las elecciones de mayo, y las vascas la primera y la segunda, respectivamente. Pero si el próximo 20 de noviembre, efectivamente, los vascos otorgan doce diputados a los de Rubalcaba y Rajoy, y seis a los de Urkullu y Rufu Etxeberria, estaríamos ante la victoria indiscutible del pacto por el cambio. Un éxito que todos los indicadores sociales apuntan a fracaso salvo los que ha querido leer CIS.

En cualquier caso, la instrumentalización de Euskadi, junto con la de Cataluña, es tan flagrante como molesta. Y aunque el PSE haya apostado por una campaña tímida para que el lehendakari pueda responsabilizar de un mal resultado a Rubalcaba, ya nadie discute que la ocupación de Ajuria Enea no fue para salvar a los vascos de sí mismos, sino para que socialistas y populares compitieran por quién la rentabilizaba mejor. E insisten con este objetivo, como en el CIS, esperando que los simpatizantes del PSOE en España se sumen a las olas vasca y catalana.Con todo, los resultados son perfectamente posibles: en 2008 el PSE ya ganó en la CAV, en unas elecciones marcadas por ETA, como ahora pero con un signo distinto. Y sobre todo, lo son si los abertzales obtusos siguen creyendo que en Madrid no se discute el futuro de Euskadi, como defendía la izquierda abertzale antes de ver la luz que llevaba encendida 30 años.

La cita: "Sólo me fío de las estadísticas que he manipulado" es atribuida tanto a Winston Churchill como a varios líderes del socialismo soviético, pero muestra una tradición de manejo de la ciencia por parte del poder que, a estas alturas, nadie debería justificar. Pero eso es lo que se puede esperar de quienes llevan dos años gobernando a los vascos para España en vez de Euskadi para los vascos.

* Doctor en Periodismo

Iker Merodio (*)