bilbao. A la frecuente interlocución del PNV con el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y con el candidato Rubalcaba -con quien Sabin Etxea ha intercambiado correos electrónicos con asiduidad- se ha sumado una tercera vía, la de Mariano Rajoy, ante su más que probable victoria en las elecciones generales. El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, ha tratado de persuadir al popular para atraerlo a posiciones más posibilistas y para que reconsidere sus declaraciones más inflexibles acerca de un eventual proceso.
Tras ofrecer al PP el apoyo de los jeltzales en caso de que acceda a La Moncloa y de que desee solventar cuestiones técnicas con ETA -sobre aspectos como su desarme, mientras lo político deberá ser negociado entre partidos-, el burukide volvió a emplazar ayer a Rajoy, pero no solamente ante su eventual triunfo, sino porque la paz hará necesario "el concurso de todos".
Así lo explica Urkullu en un artículo publicado en su blog, donde pide "altura de miras" y que el PP "se comprometa en esta nueva posibilidad de paz en Euskadi", al tiempo que explica que esa pacificación comenzará con un cese definitivo de ETA, pero que requerirá de un esfuerzo prolongado en el tiempo. El jeltzale, además, trata de desgajarla de los cálculos políticos o temporales. "No será una paz en las mismas condiciones si se ratifica ahora o si quien tiene que dar el paso definitivo decide dilatarlo o someterlo a cálculo por intereses electorales o de cualquier otro tipo. El cálculo de rédito en la consecución de la paz hace más doloroso y más difícil para todos, incluida la izquierda abertzale, el futuro inmediato", zanja.
El burukide vuelve a poner sobre la mesa su apuesta por una paz justa y duradera al margen de los intereses partidistas, y a pesar de los eventuales riesgos que podría correr su propio partido, potencial adversario político de Bildu. De hecho, un avance en materia de pacificación redundaría en mayor medida en el partido que ocupe La Moncloa -pocos gobiernos se resisten a vender el logro- o en la propia izquierda abertzale histórica, que podría repuntar en las generales como ya lo hiciera tras la efervescencia desatada por su apuesta exclusivamente política y tras su legalización.
El PSE también buscaría su parcela de protagonismo, con un lehendakari que ha roto su silencio tras dos años y cuatro meses de inmovilismo, a las puertas de los comicios.