Vitoria. Con las próximas elecciones generales despuntando ya en el horizonte del escenario político vasco, Aralar y los integrantes de Bildu fuerzan la maquinaria para llegar al 20-N con un proyecto definido que defienda la voz de los vascos soberanistas y de izquierdas en las Cortes.
El trabajo que ambas delegaciones tenían por hacer para recuperar sintonías y espacios de trabajo común era mucho, y por eso sus negociadores se pusieron manos a la obra desde después de las pasadas elecciones municipales y forales. De este diálogo salió un preacuerdo basado en tres claves: el desarrollo de un trabajo parlamentario que abarque todas las áreas que afecten a los vascos, no centrándose sólo en la reivindicación del derecho a decidir; la consolidación del nuevo tiempo abierto tras la tregua de ETA, defendiendo juntos que toda violencia desaparezca de la ecuación vasca; y el respeto de la "singularidad navarra", reflejado en el reconocimiento de ésta como ámbito diferenciado.
Pero los tiempos apremian. La campaña se acerca y Aralar debe presentar certezas al congreso que celebrará este sábado. Y por eso, ambas delegaciones se volverán a ver hoy las caras para concretar "los pasos" que aún deben dar de cara al 20-N.
"Detalles técnicos" Así lo expresaban ayer el coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, y el portavoz de la izquierda abertzale tradicional, Txelui Moreno. Ambos dirigentes coincidieron en subrayar la "potencialidad" que podría tener una suma de fuerzas como la que preparan, tanto ante las urnas como de cara a la reordenación normalizada de la política vasca.
Según explicó ayer Zabaleta en Radio Euskadi, los pasos dados por ambos agentes son parte de un "camino positivo" hacia la "reunificación de la izquierda abertzale", donde esta suma electoral sería sólo "un paso más". En este sentido, el líder de Aralar combatió las recelos que entre sus filas despierta aún la vuelta al trabajo común con la izquierda abertzale tradicional subrayando que "se van cumpliendo" algunos de los "mínimos común denominadores" que Aralar siempre dijo que debían llevar a ese camino, entre ellos la utilización exclusiva de cauces políticos y la ausencia de atentados y kale borroka.
Por todo ello, adelantó que ambas partes están "ultimando los detalles técnicos", que avanzan "correctamente", pero también que todo lo que pueda salir de estas conversaciones deberá ser "sometido a la decisión del Congreso" que su formación celebrará esta sábado. Así, una vez que de esa cita salga elegida la nueva ejecutiva del partido, los acuerdos podrán coger definitivamente cuerpo, pero nunca antes.
El eco en Navarra Moreno también se mostró ilusionado por las ventajas que puede aportar una "gran coalición" como instrumento "más eficaz" para reivindicar los "derechos democráticos" de los vascos. Por eso, coincidió en señalar que trabajará "sin descanso" para conformar una oferta amplia que, a su juicio, ya ha tenido un primer efecto: obligar a moverse a "la derecha" en Navarra.
Y es que los ecos de esta alianza se están dejando sentir especialmente en la Comunidad foral, tanto en el seno de estas formaciones -especialmente en una Aralar agitada por su no a NaBai-, como en las que están llamadas a ser sus rivales.
UPN ha movido ficha. Ayer logró que PP y PSOE aceptaran extremar la vigilancia sobre la legalidad de Bildu, a lo que Moreno dijo no temer. Pero además, volverá a aliarse con el PP de cara al 20-N, tras lo que el dirigente abertzale vio el "miedo" que le causa la respuesta social que puede concitar la coalición soberanista.
Pero en esta arena, la reconciliación de los populares y UPN ha tenido aún otro efecto mayor: poner en cuestión el futuro del Gobierno que la formación regionalista comparte con el PSN, aunque ayer su presidenta, Yolanda Barcina, rechazara la relación entre ambos ámbitos. Pese a sus esfuerzos, la cuestión llegó hasta el propio candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que dejó en el aire un aviso a navegantes que pareció dirigir a sus propios compañeros navarros, que el lunes tildaban de "desleal" el movimiento de Barcina: "Cuando uno entra en un Gobierno lo tiene que pensar muy bien y saber a lo que entra. Y si quiere irse, también tiene que pensarlo muy bien", remató.