Vitoria. En un escenario congelado ante la proximidad de las elecciones generales convocadas para el 20 de noviembre, los firmantes del Acuerdo de Gernika mueven ficha para reclamar al Ejecutivo español que les facilite trabajar con los presos de forma que estos puedan ser una parte activa del "nuevo tiempo" que vive Euskadi.
El Gabinete Zapatero está para pocos gestos y, mientras las encuestas siguen poniendo cuesta arriba la remontada de Rubalcaba, se blinda del acoso popular mostrándose impasible ante los pasos dados por el MLNV. "No puede haber reciprocidad; ese modelo de negociación quedó superado tras la ruptura de la tregua de Loiola", se han cansado de repetir sus portavoces. Sin embargo, los firmantes del Acuerdo de Gernika -la izquierda abertzale tradicional, Aralar, EA, Alternatiba y un nutrido grupo de agentes sindicales y sociales- se niegan a hacer suyo este parón y reclaman al Gobierno español que al menos les deje trabajar para intentar lograr avances en las cárceles que ayuden a su vez a impulsar la buena marcha del proceso de pacificación y normalización paulatina de Euskadi.
Así se lo transmitirán hoy a Mercedes Gallizo, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, a quien visitarán en Madrid para que explique por qué está poniendo tantas "trabas" a que se reúnan con la representación oficial del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK), pendiente desde hace meses de una negociación que podría desembocar en su adhesión al documento acordado en Gernika hace ahora un año.
Un paso trascendental Una hipotética firma de este acuerdo por parte del EPPK, la asociación que guarda la ortodoxia de los reclusos del MLNV, podría resultar trascendental, ya que supondría que harían suya por primera vez la demanda recogida en el punto primero de que ETA avance hacia el "definitivo abandono de su actividad armada". Sin embargo, ambas partes deben aún atar algunos flecos -tanto a nivel de contenidos como de participación- para que el EPPK estampe su firma, y es por esto por lo que los firmantes pedirán hoy a Gallizo que facilite la apertura de canales de comunicación. Además, trasladarán a Instituciones Penitenciarias algunos de los puntos pactados en Gernika con los que a su juicio se avanzaría hacia "un escenario de paz y soluciones democráticas", como el fin de la dispersión o la liberación de los presos gravemente enfermos y la concesión de libertad condicional a los que están pendientes de juicio para eliminar el riesgo de que penen sin razón.
En este sentido, la izquierda abertzale tradicional pidió ayer cambios en la política penitenciaria como el fin de la doctrina Parot, ya que un paso como éste -que supondría la desaparición de una estrategia que ha acercado algunas condenas hasta la cadena perpetua- sería, junto a la legalización de Sortu, un "importante avance hacia un escenario sin vulneración de derechos" que haría posible "el diálogo normalizado y en igualdad de condiciones entre todas las fuerzas políticas". Y para abrir este escenario, pidió que todos los partidos actúen con la "máxima responsabilidad y altura de miras" apartando sus intereses electorales.