Bagdad. Coches bomba, artefactos explosivos, tiroteos y atentados suicidas. Irak vivió la mañana de ayer la jornada más sangrienta del último año con una sucesión de ataques terroristas en quince ciudades. El resultado fue de al menos 70 víctimas mortales y 251 heridos. El atentado más grave tuvo lugar en un mercado popular de la ciudad de Kut, a 150 km al sureste de Bagdad y de mayoría chií, donde un artefacto explosivo y un coche bomba estallaron con varios minutos de diferencia y dejaron 40 fallecidos.
Además, otras 65 personas, entre ellas varias mujeres y niños, resultaron heridas como consecuencia de las explosiones, que también dañaron las tiendas del mercado. La primera bomba estaba instalada en una nevera en la que se enfriaban bebidas, mientras que la segunda explotó cuando llegaron las fuerzas de seguridad a la plaza.
Irak no vivía una jornada de violencia similar desde el pasado 29 de marzo, cuando al menos 65 personas perdieron la vida durante el asalto de un grupo armado contra la sede del Gobierno provincial de Salahedin, en la ciudad iraquí de Tikrit, al noroeste de la capital iraquí. Pero, a diferencia de los sucesos del pasado marzo, cuando las víctimas fallecieron en un único ataque terrorista, Irak se vio ayer sacudido por más de una quincena de atentados en varios puntos del país.
Cadena de ataques En la provincia de Diyala, al noreste de la capital iraquí, 13 personas murieron y 33 resultaron heridas en una cadena de ataques que tuvieron lugar en distintas poblaciones. El atentado más sangriento en esta conflictiva provincia de población mixta ocurrió en la zona de Beni Saad, 20 kilómetros al sur de Baquba, la capital de Diyala, al estallar un coche bomba conducido por un suicida que causó ocho víctimas mortales y otros 21 heridos. Además, cuatro soldados iraquíes murieron en un puesto de control del Ejército cerca de un campo de fútbol en el noreste de Baquba, cuando un grupo de hombres armados les disparó desde un microbús, dándose después a la fuga.
Al sur de Bagdad, un total de nueve policías fallecieron y otras 99 personas resultaron heridas en tres atentados en las ciudades de Nayaf y Kerbala, consideradas santuarios para los chiíes, que obligaron a las autoridades de la región a decretar el toque de queda. Así, en la ciudad de Nayaf, un coche bomba estalló cerca de una comisaría del centro de la población y causó la muerte a seis miembros de las fuerzas de seguridad, heridas a otros 58 y daños a los edificios próximos al lugar de la explosión.
Un segundo coche bomba detonó muy cerca del lugar donde ocurrió el primer atentado e hirió a siete personas más. En la zona de Al Hindiya, en el este de la ciudad de Kerbala, la explosión de un vehículo junto a un edificio de la policía iraquí causó la muerte de tres personas y heridas a otras 41. En otra serie de atentados, esta vez en Kirkuk (norte), tres personas perdieron la vida y otras 37 resultaron heridas por la explosión de una moto bomba y de un coche que también contenía explosivos. A pesar de que esta ha sido la jornada más sangrienta que ha vivido Irak este año, la violencia en el país no ha cesado en ningún momento y en los últimos días han tenido lugar también atentados en diferentes ciudades iraquíes. Mientras las autoridades del país luchan para contener los ataques de los terroristas, los 47.000 soldados estadounidenses que quedan aún en Irak se preparan para abandonar el país a finales de este año, en cumplimiento del pacto de seguridad firmado en diciembre de 2008 entre los gobiernos de Washington y Bagdad. A pesar de que este pacto establece el repliegue de todas las tropas estadounidenses, un pequeño grupo de soldados podría permanecer en el país para entrenar a las tropas iraquíes más allá de finales de 2011.