el último tramo de zapatero >

El presidente español José Luis Rodríguez Zapatero departe en el Congreso con el nuevo candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Foto: afp

La negativa de ETA a decretar su cese definitivo acerca el adelanto electoral

Míriam Vázquez

bilbao. El PP ha encontrado en las encuestas a su principal suministrador de autoestima. Cada sondeo augura una mayor diferencia de votos con respecto al PSOE de cara a las próximas elecciones generales, y acerca a La Moncloa a un partido que amenaza con emprender una política de tierra quemada y con dar un golpe sobre la mesa que supondría volcar el tablero de la normalización política. Quiere borrar a Bildu del mapa institucional y amenaza con impugnar todos sus gobiernos desde el Ejecutivo español. Ante esa perspectiva, miembros de la izquierda abertzale histórica reclamaron al PNV que abortara un adelanto electoral y que apoyara las iniciativas de Zapatero para conceder tiempo al mandatario a favor de la paz. Pero se está acabando. Al socialista le quedan ocho meses en el mejor de los casos, contando con que pueda agotar su legislatura y celebrar los comicios en marzo. El supuesto de una convocatoria prematura con las urnas le dejaría con cuatro meses de recorrido. Y, según ha podido constatar DNA de fuentes cercanas al PSOE, el Gobierno estatal no dará un paso más si no existe un claro compromiso de cese definitivo por parte de ETA. De no materializarse, tampoco Zapatero tendría motivos y razones de peso para tratar de terminar la legislatura.

La pescadilla del conflicto vasco vuelve a morderse la cola. Si la organización armada no da más pasos, Madrid podría convocar un adelanto electoral que daría al traste, a buen seguro, con un eventual proceso de resolución, máxime cuando las encuestas auguran una victoria popular. El presidente del EBB del PNV Iñigo Urkullu lo advertía la semana pasada. "ETA tiene una oportunidad extraordinaria para emitir su comunicado de cierre definitivo el próximo 31 de julio. La fecha que la propia ETA toma como referencia para su nacimiento hace ya 52 años", zanjaba. A una semana del límite señalado por el burukide, conocedor del escenario dada su frecuente interlocución con Moncloa, las miradas vuelven a posarse sobre la organización armada, cuyo último comunicado -emitido el 12 de julio- fue recibido sin pena ni gloria por los partidos, que esperaban un cierre de persiana definitivo.

los pasos y las dudas La izquierda abertzale histórica, con su apuesta de dar tiempo a Zapatero y abordar un proceso en tan exiguo plazo de tiempo -con las elecciones en marzo-, habría dejado traslucir su voluntad de dar pasos de calado para posibilitar una solución definitiva. Según fuentes consultadas por este medio, la sensibilidad podría haber hecho llegar una carta al Gobierno español hace unos meses para poner sobre la mesa su compromiso con la paz. Pero la resolución del conflicto permanece encasquillada, a pesar de los avances que supusieron la Declaración de Altsasu, Zutik Euskal Herria y la presentación de Sortu, que defendió romper con el pasado, y cuyo futuro depende del Tribunal Constitucional. Unos pasos como el de Arnaldo Otegi, que ha sentenciado sin ambages que "la violencia sobra y estorba".

La coalición Bildu, integrada por EA, Alternatiba e independientes de la izquierda abertzale, por su parte, ha logrado tras las elecciones del 22-M su mayor cota de poder institucional con la gestión de la Diputación de Gipuzkoa, pero aún debe enfrentarse a las reticencias de los constitucionalistas, que le reclaman que condene a ETA. El alcalde de Donostia Juan Carlos Izagirre abrió la puerta a participar en los homenajes a las víctimas de los activistas, pero matizó que, ahora, ese debate "no toca". La controversia sobre la presencia o no de los escoltas en los ayuntamientos, así como la presión del PP y de parte de los colectivos de damnificados -que han cargado contra el TC por la legalización del partido-, añaden más elementos de tensión al escenario, mientras el grupo de mediadores de Brian Currin llama sin éxito a la puerta del Gobierno español.

El PNV no duda de su sintonía con Zapatero en materia de paz y normalización. Aprovechar el nuevo tiempo forma parte de su agenda, si bien fuentes jeltzales ponen al descubierto la preocupación que ha anidado en el partido de Iñigo Urkullu por la ausencia de un compromiso claro y definitivo por parte de ETA. "Están jugando con el tiempo. Y el tiempo no es infinito. Lo peor es que lo saben. Son conscientes de la situación y son conscientes de que no dar un paso definitivo en este momento pone en riesgo de forma clara el proceso de paz", avisan. El coordinador de Aralar Patxi Zabaleta también pedía recientemente en una entrevista con Onda Vasca que ETA decretara su cese definitivo porque "el tiempo apremia". Mientras tanto, resuenan los tambores del adelanto electoral.

El presidente español, sin embargo, ha apostado por resistir en pro de las reformas pendientes y rechaza convocar a las urnas. No obstante, su propia prensa le recomienda arrojar la toalla y despejar el camino en beneficio de Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo discurso, que busca girar a la izquierda para reenganchar al electorado desencantado, presenta un difícil encaje con las medidas de Zapatero. Además, la bicefalia podría pasar factura al socialismo, toda vez que la Conferencia Política de septiembre podría saldarse con el despido del inquilino de La Moncloa como secretario general del partido.

la alternativa de zapatero De producirse ese adelanto para noviembre, resultaría poco probable que Rubalcaba pusiera en juego su popularidad sometiéndose a los ataques furibundos del PP en plena campaña, sin disponer de tiempo suficiente para exhibir los resultados de un proceso ante el electorado, y arriesgándose a perder fuelle en el espectro de votos compartido por ambas formaciones. Además, los populares no tendrían intención alguna de jugar la carta de la paz, y abogan por basar buena parte de su estrategia en las acusaciones por el caso Faisán ahora que Francisco Camps ha presentado su dimisión de la Generalitat valenciana por su imputación en el caso de los trajes.

Zapatero, por el contrario, no tendría nada que perder, y podría apostar por un final apoteósico encomendándose a una mención de honor en la política estatal de la mano de un nuevo proceso, con lo que sacaría pecho y acallaría buena parte de las críticas de unos detractores que, por lo visto, comienzan a aflorar entre los suyos. Sin embargo, mientras la incógnita envuelva las intenciones de ETA, no cabría pensar en movimientos del Gobierno español en áreas como la penitenciaria, al margen de los que pudiera estar emprendiendo.

En cualquier caso, desde el PNV han puesto el acento en que, de querer transitar la senda de la paz, el PSOE encontrará en los jeltzales a sus compañeros de viaje. Un partido que ya le concedió tiempo para la estabilidad y para avanzar en la consecución de la paz cuando evitó un adelanto electoral durante las negociaciones presupuestarias de 2010. No obstante, desde Sabin Etxea se muestran "cansados" con la actitud de la izquierda abertzale y avisan de que han hecho todo aquello que se encontraba en su mano. "La izquierda abertzale sabe lo que hay. Se lo hemos dicho y son conscientes de la situación. La pelota está exclusivamente en su tejado. Que no nos pidan a los demás lo que ya depende sólo de ellos", concluyen.

Desde el PNV apremian a la organización a que dé el paso el 31 de julio, y avisan de que "el tiempo no es infinito"

El Gobierno español no cambiará sus políticas ni actuará en materia penitenciaria sin que ETA anuncie su final