Vitoria. Como si de dos partidos aferrados a un enconado enfrentamiento se tratara, Ezker Batua dividió ayer la jornada en sendas intervenciones para depurar responsabilidades tras las escandalosas negociaciones en Álava situando la pelota en el tejado del rival.
El coordinador general, Mikel Arana, ponía por la mañana los puntos sobre las íes -después del dictamen ultimado el lunes- en las acusaciones contra dirigentes alineados en el sector de su predecesor, a los que responsabiliza de las prebendas exigidas al PNV a cambio de los votos que hubieran garantizado la continuidad jeltzale en la Diputación foral. Tan sólo unas horas más tarde, la jornada vespertina situaba al Consejo Político frente al líder del partido y pedía su dimisión, además de fijar la próxima Asamblea General el 1 de octubre, mes y medio antes de la fecha fijada por Arana.
Sin marcha atrás, EB camina así hacia escisión, que se verá reflejada a partir del 1 de septiembre, el día que finaliza el plazo para sellar la reafiliación de los militantes, o lo que es lo mismo, tomar el rumbo marcado por Arana junto al PCE y el respaldo de Izquierda Unida o seguir las directrices de los madracistas en una nueva aventura en solitario que rescata para la memoria el desembarco de Oskar Matute y los suyos hace tres años para fundar Alternatiba.
Los madracistas, presentes ayer en el Consejo Político, comparten con la otra alma del partido la necesidad de abrir una investigación para saber qué sucedió en la recta final de las conversaciones con el PNV. Pero, a diferencia de los aranistas, no comparten la certeza de que miembros de este partido pusieron sobre la mesa dinero y puestos a cambio de sus votos. Por ello, respaldan la actuación de las dos junteras, Nerea Gálvez y Merche Echezarreta, además de las decisiones que Kontxi Bilbao y David Lozano, como miembros de la comisión negociadora, adoptaron en este foro.
Con este mar de fondo, estiman que Arana ha convertido este asunto en una "caza de brujas" para intentar "dar la puntilla a la organización", conducta que ligan a las críticas de la gestión del coordinador desde su llegada al cargo. "Es el coordinador de la ruptura", contempla una de las tres resoluciones publicitadas ayer por el Consejo que, en consecuencia, abre un expediente sancionador y solicita la dimisión de Arana.
Cruce de declaraciones Horas antes del encuentro del Consejo, el destinatario de estas críticas ya intuía la reacción de sus compañeros de partido. Salió ante los medios de comunicación con la intención de exponer las "recomendaciones" establecidas por la Presidencia del partido -al encuentro del lunes sólo asistieron los afines a su línea gestora- para depurar responsabilidades tras las prebendas exigidas en Álava. Pero también advirtió de que el sector madracista buscaría "echar tierra" sobre las exigencias ajenas a los contenidos programáticos demandadas al PNV con una reacción en la que él es el máximo damnificado.
Inmerso en esta marejada, el único lugar común entre ambas sensibilidades internas es la convicción de que se aproxima una nueva escisión que quebrará la ya de por sí debilitada estructura de EB después de los dos mazazos consecutivos que han supuesto para esta formación las últimas citas con las urnas.
El revés padecido en las elecciones autonómicas, pasando de tres parlamentarios que presentaba EB al único representante actual -el propio Arana- no hizo sino sembrar un caldo de cultivo perjudicial para el partido que confirmó su debacle en los comicios locales y forales. Ahora, tiene los días contados.