Vitoria. Pasó de puntillas durante la primera jornada del Debate sobre el estado de la Nación, cuando ha sido uno de los temas estrellas de esta cita anual durante los dos mandatos de Zapatero, pero ayer ETA y Bildu protagonizaron la segunda sesión. Demasiadas oportunidades había dejado ya pasar el PP para lanzarse a hacer uso de su dardo fetiche contra José Luis Rodríguez Zapatero. Sorprendió de hecho que el martes Mariano Rajoy apenas aludiera al asunto. Ayer, tiempo de presentar las propuestas de resolución que se votarán hoy, los populares no perdieron la estela marcada en los últimos coletazos del debate por UPyD y UPN. Una de sus quince resoluciones propone activar los nuevos mecanismos habilitados en la LOREG para desalojar a los electos de Bildu de las instituciones. Según la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, "ya existen las circunstancias" para recurrir a esa herramienta: "Sufren acoso determinados concejales, se incumple la normativa de símbolos, se impide la entrada de escoltas o que no se produzca la condena y petición de disolución de ETA".
El PSOE responde a esta iniciativa con otra más genérica en la que pedirá a la Cámara Baja que avale la "obligación de todos los poderes públicos" de cumplir la ley.
Pero el debate caminó por otros derroteros y fue el diputado de UPN, Carlos Salvador, quien trazó la senda, recordando a Zapatero sus palabras señalando a la nación como un concepto "discutido y discutible" y reprochándole haberse sentado a negociar con ETA en la primera legislatura. "Curiosamente pasa el tiempo -replicó el presidente-, se demuestra que no se decía la verdad y que lo que está sucediendo es que este Gobierno ha llevado a ETA a su posición más débil de toda la historia".
El diputado regionalista, por cierto socio de gobierno de los socialistas en el Gobierno navarro, cargó con dureza contra Rodríguez Zapatero -sosteniendo que durante el proceso de Loiola se habló de Navarra, algo que "está escrito", "porque ETA sólo quiere Navarra, es su razón de ser para romper España, primero Navarra y luego la independencia"-, lo que sirvió al jefe del Ejecutivo para defender su posición durante el proceso de paz de 2006. Así, se refirió a las conversaciones de Loiola como una "palanca" para acelerar el final de ETA. "Estoy plenamente convencido de que así se verá y se reconocerá", sostuvo. Pero la andanada más brutal le vino de mano de la diputada de UPyD, Rosa Díez, que le acusó de ser "el principal responsable" de la vuelta a las instituciones de "los testaferros de ETA" y citando una carta del hijo de Fernando Múgica, asesinado por ETA, le advirtió de que "no habrá días en el calendario para perdonar lo que ha hecho". El presidente declinó expresamente contestar a los reproches de la diputada de UPyD.