Bilbao. El Gobierno de Patxi López vuelve a sorprender con su política de nombramientos de altos cargos. El carrusel de salidas y entradas sumará en breve un episodio más que quizá deje pequeños los casos anteriores. El Ejecutivo oficializará en los próximos días la contratación de Rafael Iturriaga, uno de los dos viceconsejeros destituidos por Rodolfo Ares en Interior la semana pasada, como asesor de Lehendakaritza, de Patxi López. Portavoces oficiales del Gobierno vasco confirmaron ayer a DNA la noticia.

Este movimiento ha sorprendido a las contadas personas que ayer tenían conocimiento del mismo. Los rumores situaban a Iturriaga de vuelta en el Tribunal Vasco de la Competencia. Pocos imaginaban que el destino del ex número dos de Ares, con quien mantenía diferencias insalvables, sería asesorar al propio lehendakari.

Iturriaga ha asegurado públicamente que su marcha de Interior estaba pactada con el Departamento y prevista desde hace tiempo. Endulzar y maquillar de esa manera su destitución quizá haya sido su último servicio a Interior, un destino al que, según recuerdan quienes han coincidido con él, llegó con ganas y ambición de hacer cosas. Sin embargo, sus planes se han topado con el todopoderoso Ares, que ordena y manda en todos los ámbitos de la Policía vasca sin permitir un mínimo atisbo de sombra a su manera de hacer las cosas.

La versión que el propio Iturriaga ha ofrecido a sus allegados es bien distinta. El exviceconsejero ha aludido en dichas conversaciones a su mala relación con Ares -"ya no le aguantaba más", ilustra un conocedor de la relación entre ambos- y no le han dolido prendas en señalar en foros más o menos públicos sus "diferencias" con el titular de Interior. "Pero donde manda capitán no manda marinero", suele asentir, un tanto resignado, el próximo asesor de Patxi López.

Tampoco esperaba el momento en que se ha producido la destitución. Su idea, según las mismas fuentes, pasaba por aguantar hasta septiembre y haber preparado su salida con más calma y orden. Sin embargo, la destitución de su colega Ernesto Martínez de la Hidalga, ex viceconsejero de Administración y Servicios, adelantada en exclusiva en la edición digital de DNA, aceleró los acontecimientos y desbarató sus intenciones.

Iturriaga suele comentar que en estos dos años en la cúpula de Interior ha habido momentos buenos y malos. Entre los primeros siempre subraya el éxito que, entiende él, ha supuesto la aplicación de la política de tolerancia cero con fotos y carteles relativos a ETA en las calles del País Vasco, una de las prioridades del Ejecutivo socialista.

En este sentido, el ex número dos del departamento suele admitir a sus interlocutores de confianza que se ha entrado en un nuevo tiempo político, que la situación poco o nada tiene que ver con lo que se encontraron al llegar a Interior, aunque no oculta su preocupación por hechos y actitudes como las que quedaron patentes el pasado sábado en Elorrio durante la constitución del Ayuntamiento, donde simpatizantes de Bildu insultaron y maltrataron a los representantes del PNV y PP.

Iturriaga también ha confesado que en su perfil profesional pesa más su labor como jurista dedicado a la Administración que un cargo político como el que ha desempeñado en Interior. En una entrevista publicada por El Mundo el pasado día 9, tras conocerse su destitución, hacía sin embargo referencia al partido al que va a seguir ligado, el PSE, señalando que "todo el Gobierno vasco debería dotarse de una gran significación política en lo que hace. Nada de lo que haga debería ser ni parecer administración ordinaria, sino algo con mucho sentido político".

olla a presión Apenas superado el ecuador de la legislatura, una de las consejerías tradicionalmente con más peso del Gobierno Vasco, la de Interior, se asemeja mucho a una olla a presión a punto de estallar. Pese a que su principal responsable, Rodolfo Ares, ha negado por activa y por pasiva en las últimas fechas que esté atravesando nada parecido a una crisis, los acontecimientos parecen desmentirle. La repentina destitución de sus más estrechos colaboradores, el viceconsejero de Administración y Servicios Ernesto Martínez de la Hidalga, y el viceconsejero de Seguridad, Rafael Iturriaga, dan fe de ello.

Pero estos cambios, que se han hecho efectivos durante la última semana, suponen el último ejemplo de toda una cascada de relevos, intercambios de puesto, contrataciones y despidos que, pese a ser extensibles a todo el Gabinete López -donde ya han caído siete viceconsejeros-, han tenido una especial incidencia en Interior. Rodolfo Ares primero empezó por cambiar a los cargos que él mismo había llevado al Departamento. Con el paso de los meses, y con el polvo ya asentado en la Consejería, empezó a tocar a aquellos profesionales que venían de los Gobiernos anteriores.

El otro gran frente abierto en el Departamento está en la relación con los sindicatos. Con la renovación del convenio laboral, el desarrollo de la carrera profesional, la regulación de la segunda actividad y la relación de puestos de trabajo como principales motivos de fricción entre la Consejería y las centrales, Ares puede atribuirse el mérito de haber logrado la unión los cuatro sindicatos profesionales -ErNE, ESAN, Sipe y Euspel-, que a principios de año iniciaron una campaña de protestas que han desgastado al consejero.

Tras muchos meses de desencuentro, ambas partes celebrarán hoy una reunión en la que los dirigentes trasladarán a los sindicatos una nueva propuesta de cuyo contenido depende que el conflicto se perpetúe o llegue a su fin, al menos en lo que a estas centrales se refiere.