Damasco /Estambul. El Ejército sirio seguía avanzando ayer en su ofensiva contra la pequeña ciudad noroccidental de Yisir al Shogur, lo que continuó desatando la huida de sus habitantes hacia la vecina Turquía: ya son más de 4.200 los refugiados, según informó la agencia de noticias turca Anadolu. Fuentes de la oposición siria señalaron que helicópteros militares sobrevolaron el lugar y que ascendía humo negro de un barrio residencial. Mientras, Ankara sigue abierta a la acogida de más sirios que quieran abandonar el país, sin embargo, quiere evitar una situación similar a la que se vivió en las fronteras en la guerra del Golfo en 1991, según dijo el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Entonces, cientos de miles de kurdos iraquíes buscaron refugio en la frontera con Turquía y más de 6.000 personas murieron de enfermedades y de inanición antes de que pudiera organizarse la ayuda adecuada.
Los refugiados que llegan cuentan sus horribles experiencias: un testigo relató a la cadena británica BBC cómo, el viernes, 40 tanques de las fuerzas sirias atacaron la localidad y dispararon contra las viviendas, además de quemar campos y olivos para que los supervivientes no tengan posibilidad de rehacer allí sus vidas. El régimen acusa a extremistas de esa ciudad de la reciente muerte de 120 policías y militares, pero la oposición afirma, por el contrario, que éstos fueron abatidos por compañeros al negarse a acatar las órdenes de reprimir a los civiles. En este sentido, la televisión estatal anunció ayer el arresto de "dos grupos de dirigentes terroristas" en las cercanías de Yisr al Shugur. La televisión, que mostró imágenes de los militares en las cercanías de la localidad, entrevistó a habitantes de la zona que agradecían la labor de los militares e insistían en que bandas armadas se habían hecho con el control de la zona, pero sin dar más detalles.
La Casa Blanca condenó ayer al Gobierno sirio por su "uso indignante" de la violencia contra los manifestantes y expresó su respaldo a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. En un comunicado difundido después de la muerte, el viernes, de al menos 23 manifestantes en Yisr al Shurgur, la Casa Blanca exige "el fin inmediato a la brutalidad y la violencia".
Desplante Mientras, el presidente sirio, Bashar al Assad, hizo un desplante al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al negarse a recibir una llamada telefónica suya en la noche del viernes, cuyo objetivo era precisamente exigirle que cesara la represión militar contra su propio pueblo.
El Consejo de Seguridad de la ONU debate desde la semana pasada un borrador de resolución para condenar la violencia del régimen contra los manifestantes y el fin inmediato de la violencia. El texto elaborado por Francia, Reino Unido, Alemania y Portugal contaría con los votos necesarios para sacarlo adelante, según círculos diplomáticos. Sin embargo, Rusia y China podrían vetarlo, y también Líbano, con lazos estrechos con Siria, e India rechazan la actuación de la ONU.