Vitoria. El PNV tardó en sentarse ante los medios de comunicación. A las diez y cuarto de la noche, sólo 300 votos le separaban del PSE en el Ayuntamiento de Vitoria. Un margen minúsculo que no tiene reflejo en la cifra total de concejales, pero extraordinariamente importante para la moral: no es lo mismo aparecer en la lista como la segunda fuerza del Ayuntamiento que como la tercera. A las once menos cuarto, escrutinados por fin el cien por cien de los votos, ya se había desvelado la incógnita. Los nacionalistas escalaban un puesto respecto a las pasadas elecciones en Gasteiz, aun perdiendo algo más de 2.000 votos, convirtiéndose así en “la referencia de la oposición”. Fue la idea que más repitió Iñaki Gerenabarrena, presidente del Araba Buru Batzar de Álava, junto a un Gorka Urtaran muy comedido. La noche estaba siendo agridulce.

“Quizá esperábamos más”, confesó el candidato jeltzale a la Alcaldía de Vitoria. Nadie en el PNV imaginaba que el efecto Zapatero y la legalización de Bildu daría tantas alas al PP y a los abertzales. “Hemos vivido un doble maremoto, por la ola de castigo al PSE por la crisis y la ola de todos los que han podido volver a votar después de doce años. Y aun así, hemos aguantado el tirón”, subrayó Gerenabarra, quien ratificó “el acierto” de haber escogido a Urtaran para liderar la lista del PNV en la capital aunque no haya conseguido romper la maldición de los seis ediles. “Ni partía de concejal como Javier Maroto ni era alcalde como Patxi Lazcoz. Venía de fuera, ha generado ilusión y se ratifica como una apuesta de futuro. Y acordémonos del doble maremoto”, insistió.

El aludido, que empezó su intervención felicitando al PP por su “clara victoria” y a Bildu por sus cifras históricas, calificó de “aceptable y digno” el resultado obtenido. Detrás de él hay 21.143 votantes, un gran puñado de ciudadanos a los que no piensa defraudar. “Vamos a trabajar para cubrir las necesidades básicas de la gente con otra forma de hacer política”, aseguró Urtaran. Una actitud que el PNV también quiere trasladar a la Diputación, institución en la que igualmente ha sabido mantenerse. Pierde un juntero respecto a 2007, pero se convierte en la segunda fuerza más votada (entonces lo fue la tercera por un suspiro), por detrás del PP. Eso sí, como en el Ejecutivo foral se llevan los pactos, le basta una alianza con Bildu para que Xabier Agirre mantenga la vara de mando cómodamente. Juntos suman 24 procuradores frente a los 16 de los populares, los nueve del descalabrado PSE y los dos de EB. ¿Quién da más?

Sin embargo, pese al obvio futuro de la Diputación, el diputado general obligó a los periodistas a trasnochar para conocer su valoración. Al igual que Urtaran, esperó a que se hubieran leído todos los votos para hablar. Gerenabarrena, en cualquier caso, ya había adelantado la opinión del PNV en lo acontecido fuera de Vitoria. “La noche es agridulce, pero entra dentro de la normalidad. Hemos perdido alcaldías importantes en favor del PP o de Bildu, como Llodio u Oion, hemos recuperado otras, como Elciego y Lanciego....”. Eso sí, el presidente del Araba Buru Batzar se mostró convencido de que dentro de cuatro años los nacionalistas volverán con fuerza allí donde han sido eclipsados por el tsunami de la crisis y de la legalización. “Son localidades con una fuerte tradición nacionalista y los recuperaremos”, sostuvo. También Xabier Agirre salía a última hora ante la prensa para no cerrar ninguna puerta a la negociación de pactos que se iniciará hoy.