ni la prohibición de la Junta Electoral Central, ni el rechazo del Tribunal Supremo y del Constitucional a levantar el veto de las protestas, ni siquiera la presencia policial en las calles han conseguido desmovilizar a los indignados. Las plazas de media España seguían ayer abarrotadas de gente que reivindicaba otra manera de hacer política en vísperas de las elecciones.

Miles de personas durmieron la noche del jueves al viernes en tiendas de campaña lanzando así un órdago a la decisión de la Junta, que consideró que este tipo de reuniones podían interferir en la jornada de reflexión. Sin embargo, este pronunciamiento logró un efecto llamada. Se calcula que en la Plaza del Sol, epicentro del movimiento 15-M, entre la noche del jueves al viernes se dieron cita más de 19.000 personas, que lanzaron un grito silencioso contra la prohibición.

virgen blanca

Medio centenar de acampados

La mecha que prendió en Madrid con fuerza se ha ido extendiendo a la misma velocidad por distintas ciudades. Las primeras horas de la jornada de reflexión transcurrieron con normalidad en Vitoria. Apenas medio centenar de indignados amanecían en la plaza de la Virgen Blanca, donde se hicieron fuertes tras la asamblea celebrada el viernes. Allí permanecieron toda la noche debatiendo propuestas y tratando de poner en común las reivindicaciones que consideran pendientes. "No hemos pegado ni ojo esta noche. Se ha hablado de vivienda, de empleo, de lo que quería cada uno", explicaba Alejandro, que se plantó con el saco de dormir en la céntrica plaza de la Virgen Blanca, que ayer parecía más que nunca la Puerta del Sol. A medida que iba amaneciendo, la gente se acercaba interesándose por la improvisada acampada que se había montado bajo un enorme cartel en el que se podía leer Reacciona!.

El matrimonio formado por Pilar de la Sierra y Jose Barranca, de Zaragoza, no tardó en dar su apoyo a la movilización mediante su firma. "Me encanta veros así, es muy bonito porque la juventud parecía dormida", les comentaba Pilar a los acampados, quienes les invitaron a sumarse a la sentada. "No me importaría dormir con vosotros, lo único las cervicales", bromeaba José, su marido. Igualmente emocionada se mostraba Sara Martínez. "Creo que todas las generaciones lo han tenido bastante jodido, pero no hay derecho a que los jóvenes se gasten la pasta en veinticinco másteres y luego estén en la calle o de becarios", opinaba.

Fueron muchos los gestos de apoyo que recibieron los acampados durante toda la jornada. Los bares de la plaza les llevaron algunos pintxos para cenar y por la mañana hubo quien se acercó con cajas de fruta. "No aceptamos dinero, pero todo lo demás es bien recibido", aseguraba una de las participantes, que prefería no identificarse. Su intención es la de permanecer en el lugar al menos hasta hoy, aunque no descartan hacerlo más allá de las elecciones municipales y forales, por lo que al igual que se ha hecho en Sol, también en Vitoria los manifestantes se han empezado a organizar. Se han dividido los alrededores de la plaza en departamentos como orden y limpieza, cocina, comunicación, logística e información. Entre rincón y rincón, surgen pequeños espacios de debate que mantienen viva la llama del 15-M. "No sé qué estará pasando en Madrid o Barcelona, pero esto que estoy viviendo en Vitoria ya no me lo quita nadie", comentaba Eduardo.

La escena se repitió en Bilbao, donde centenares de bilbaínos siguieron en distintas asambleas el transcurso de esta jornada de reflexión. Tras una noche en la que cerca de 300 personas permanecieron acampadas en la Plaza Arriaga, los participantes organizaron distintos talleres lúdicos, debatieron sobre sus reivindicaciones, pero evitaron hacer algún tipo de alusión al voto, tal y como les había advertido la Ertzaintza a través de megafonía horas antes. En San Sebastián, centenares de jóvenes continuaban acampados en el Boulevard, una cifra que fue creciendo, como todos los días desde que se desató el movimiento, a medida que se acercaba la hora de la asamblea, por la tarde. Para la jornada de ayer, los sentados organizaron un calendario de actividades, desde una cadena humana y un taller de irrintzi, hasta talleres infantiles y monólogos Club de la comedia.

Afortunadamente todas las manifestaciones transcurrieron sin incidencias, y es que pese a la prohibición, las fuerzas de seguridad decidieron no intervenir. De hecho, una vez conocida la decisión de la Junta Electoral, el Departamento vasco de Interior informó de que la Ertzaintza sólo actuaría contra los concentrados en el caso de que hubiera "alteraciones graves del orden público", algo que los manifestantes trataron de evitar a toda costa.