Vitoria. Dos de los hombres fuertes del PSE alavés, su candidato a diputado general, Txarli Prieto, y el número dos del actual alcalde de Vitoria, Juan Carlos Alonso, unieron ayer sus fuerzas para tratar de tapar la fuga de votos que les pronostican las encuestas, previniendo a los electores ante un PP contra el que no ahorraron en adjetivos.

El discurso que los populares han convertido en nervio de su campaña alertando de los presuntos abusos que estarían cometiendo los inmigrantes en la percepción de las ayudas sociales sirvió al PSE para vertebrar también su respuesta.

Aprovechando su presencia en un "viejo barrio obrero" como Zaramaga, levantado precisamente gracias a la llegada hace décadas de ciudadanos procedentes de provincias como Andalucía o Extremadura, Alonso contrapuso un modelo de ciudad "acogedora e integradora" para pasar a continuación a arremeter contra el popular Javier Maroto, en sus palabras "el puto amo de la demagogia"; "el Aznar de Vitoria"; "el jefe de la xenofobia" y el responsable de "alentar la crispación con medias verdades" buscando sacar provecho electoral de un discurso "cizañero" que sólo puede terminar "acanallando el ambiente".

El teniente de alcalde de Patxi Lazcoz recordó cómo el candidato del PP subvencionó la apertura de hasta cuatro mezquitas, cuando ahora arremete contra ellas, así como los "avales" que durante su gestión en el Ejecutivo de Alfonso Alonso recibieron algunos "apaches", como calificó a Los Bartolos. "Tratan de dinamitar la convivencia pescando en río revuelto pero se han equivocado de ciudad", resumió. Y como alternativa a este discurso, recordó que a pesar de la crisis el Ayuntamiento "no ha tocado las ayudas sociales", antes de subrayar de nuevo frente al discurso de la xenofobia que el 80% de quienes las perciben "son vitorianos de toda la vida".

Ni Zapatero ni López ni la crisis Aunque Alonso dejó un hueco en su discurso para prometer un descenso del 50% en el paro, y aunque Prieto también disparó contra el PP, el discurso del candidato foral se centró sobre todo en la pugna electoral.

Alonso marcó el camino advirtiendo ante los votantes que pueden querer castigar la gestión socialista de que el 22-M no deben dejarse llevar por ninguno de estos tres elementos. "No elegimos presidente del Gobierno ni lehendakari", afirmó, y Prieto siguió tras él. "Comprendo que haya gente que se rebele contra quienes estamos gobernando". "La crisis nos ha sobrepasado", admitió. Pero, a continuación, pidió que todos aquellos que votaron socialista en el pasado se "movilicen" y voten PSE porque, "por mucho enfado que puedan tener, están mejor con nosotros que votando algo que les haga estar cuatro años arrepintiéndose". "Que nadie se despiste ni se equivoque, porque por mucho suavizante que se eche, el PP se ha ganado el calificativo de derecha extrema", insistió.

De cara a esos próximos cuatro años, y tras haberse reunido por la mañana con empresarios y sindicatos afines, Prieto prometió "inversiones cargadas de mano de obra", políticas de crédito que hagan que "el dinero circule por las empresas", planes para incentivar el consumo y presiones a la banca, con lo que cerró una oferta destinada a marcar distancias con el PP ya que, según recordó, pese a lo que digan las encuestas "este partido y el futuro de Álava se juegan el 22-M".