Vitoria. NO pretendo hacer, de la de hoy, una intervención autocomplaciente. No somos ciegos a la crudeza de los datos". Con estas palabras se sumergía ayer el lehendakari Patxi López en el análisis económico de lo que han sido estos dos años de su Gobierno, en una comparecencia solemne en Lehendakaritza en la que le arroparon todos sus consejeros. Quizá López no fue autocomplaciente -se puso deberes para después de las elecciones, fundamentalmente reformas en los ámbitos fiscal, social y en el de la eficiencia institucional-, pero lo cierto es que obvió en su balance cualquier mención que ensombreciera lo que denominó "los hitos que han marcado estos dos años de legislatura", en un discurso que en algunos momentos dejó traslucir los prolegómenos electorales en los que se pronunció.
Así, el lehendakari se felicitó por haber "modernizado" la Ertzaintza y estar a punto de contar con 8.000 agentes en plantilla, pero evitó mencionar los problemas laborales que arrastra el cuerpo con el Departamento de Interior prácticamente desde el minuto uno de legislatura. Lo mismo ocurrió con su mención a los cambios introducidos en Educación, donde destacó la apuesta por el trilingüismo y Eskola 2.0, pero soslayó el enfrentamiento de la consejera Celaá con la mayoría sindical o los problemas con la escuela concertada derivados del recorte de gasto público, por ejemplo.
Obviamente, no podía ser de otro modo, López centró buena parte de su intervención en la economía. Y comenzó haciendo una salvedad que ha lastrado la gestión del Gobierno socialista: "Nos ha tocado lidiar con, posiblemente, la peor crisis económica de nuestra historia".
Sólo hay que recordar que una de las primeras medidas que puso en marcha el nuevo Ejecutivo tras constituirse fue precisamente la de reajustar el Presupuesto ante la grave situación económica. En este apartado, no evitó el lehendakari entrar en, quizá, el tema más espinoso: el paro. 8.600 desempleados más en el primer trimestre del año según los últimos datos de la EPA que, explicó, pese a no ser una buena noticia, se enmarcan en un aumento de la población activa: "Pese al aumento de parados, no hay destrucción de empleo. Seguimos creando trabajo".
En el lado positivo de la balanza, recordó el esfuerzo realizado para el mantenimiento y ampliación de las ayudas sociales, 390 millones de euros el año pasado, pese a contar con menos recursos presupuestarios. López se mostró esperanzado, los datos económicos "son alentadores", dijo, y confió en una mejora "suave" de los datos de crecimiento en los próximos meses.
Si la economía ocupó uno de los ejes del balance de estos dos años, el otro estuvo netamente marcado por el concepto de cambio -"el Gobierno se ha atrevido a deshacer los malos hábitos adquiridos por treinta años de inercias y acomodamientos", "los cambios y las reformas que estamos impulsando han sido de tal calado que difícilmente podrán ser desandados"- y por la inevitable referencia, velada o o indudable, al PNV, en un contexto ya en clave preelectoral.
"Estamos apoyando la internacionalización de nuestras empresas (...), antes el lehendakari sólo viajaba para promocionar sus planes soberanistas" o "ya nadie utiliza las instituciones para deslegitimar la legalidad establecida" fueron algunas de las referencias de López al Gobierno de Juan José Ibarretxe, al que acusó de haber "gastado alegremente, sin el consecuente incremento y mejora de servicios públicos".
En el apartado de tareas pendientes, tres ámbitos sobre los que trabajar a partir del 22 de mayo: política fiscal -"más progresiva"-, políticas sociales -sostenimiento del Estado de Bienestar- y "eficiencia institucional": "Debemos acabar con las duplicidades y solapamientos que bloquean nuestro sistema y agotan nuestros recursos". Una puerta abierta a la eterna reforma de la Ley de Territorios Históricos.