bengasi. Los rebeldes que están luchando para derrocar al líder libio, Muamar Gadafi, afirmaron ayer que aceptarían un alto el fuego pero con varias condiciones, como que las fuerzas de Gadafi se retiren de las ciudades del oeste del país y que los ciudadanos puedan expresarse sin cortapisas.
Mustafa Abdel Jalil, presidente del Consejo Nacional Transitorio, el órgano de gobierno interino formado por los sublevados en la ciudad de Bengasi, también dijo que se exigiría la retirada de todos los "mercenaios" que están desplegados en Libia por orden del régimen. "No nos oponemos a un alto el fuego, pero ponemos la condición de que los libios de las ciudades del oeste tengan plena libertad de expresión para manifestar su opinión", declaró en una rueda de prensa conjunta con el enviado especial de la ONU a Libia, el excanciller jordano Abdelilá al Jatib.
Abdel Jalil señaló que, si las fuerzas de Gadafi siguen atacando a los civiles, los rebeldes necesitarán más armas, y volvió a solicitar ayuda para combatir al bando rival, que está mejor equipado. Asimismo, aseguró que los insurrectos mantendrán su demanda de que el dirigente y su familia se marchen.
rumores Tal posibilidad podría no estar tan lejana si se concretan las informaciones que ayer circulaban en Europa respecto a un supuesto enviado del régimen libio, Mohammed Ismail (ayudante de uno de los hijos de Gadafi), que habría estado en Londres durante varios días para negociar la marcha del dictador. Según la BBC, Ismail visitó la capital británica "en días pasados" para "sondear" un posible exilio de Gadafi y su familia. A raís de esta información, en la capital británica corren rumores según los cuales son los hijos del coronel, especialmente Saif al Islam, Saadi y Mutassim, quienes avalan estos contactos.
Sin embargo el Foreign Office se negó ayer a comentar la visita de Ismail con el argumento de que "no vamos a hablar continuamente de sus contactos con funcionarios libios". El ministerio se limitó a constatar que "en todos los contactos que establecemos, dejamos claro que Gadafi tiene que irse". Por lo tanto, la posición oficial del Gobierno británico sigue siendo la de animar a todos los que rodean al coronel a abandonarle.
El ejemplo es el de Musa Kusa, el ministro de Exteriores de Gadafi que el miércoles desertó para refugiarse, precisamente, en Londres. El diplomático, según el Gobierno británico, colabora ahora "sin condiciones" mcon el Ejecutivo de Cameron.