exvicealcalde de somoto y fundador de la ong ASODECOM
SOMOTO. Mauricio Cajína aparece a nuestra cita en una ranchera verde. Hemos quedado frente a la entrada del parque Zelaya pero en cuanto nos reconoce y saluda nos invita a sentarnos en un banco bajo, en una discreta esquina bajo la sombra de una gran ceiba. "Es que en este pueblo todos nos conocemos, yo no tengo miedo por mí, pero ya sabe la familia?" y deja colgada la frase. Nuestro entrevistado, que ahora trabaja como guarda forestal en espacios protegidos por su alto valor ecológico viste un polo negro con cuellos e inscripciones gubernamentales de la propaganda del Frente Sandinista. Él fue vicealcalde de Somoto, milita en el mismo partido que Marcio Rivas, pero la tensión llegó al máximo con éste, hasta el punto de que le amenazó públicamente con volarle la cabeza.
¿Por qué le amenazó Marcio Rivas?
Fue hace tiempo, eso quedó escrito en la prensa local, y ocurrió cuando me di cuenta de que él no rendía cuentas a nadie de los dineros que recibía Asodecom a través del hermanamiento con Lasarte Oria. Fíjese que después hubo traspaso de Alcaldía y él se llevó esos fondos sin transferirlos a la nueva corporación. Fue cuando cogió fuerza la Oficina de Lasarte-Oria. Se mezclaban intereses públicos y privados. Él era candidato y se llevó los proyectos que administraba la Comisión de Desarrollo Comunitario (CDC), además puso a nombre de Asodecom, 35 manzanas de terreno que se habían comprado con dinero público. Y en presencia de Aquiles García, jefe entonces de la campaña del FSLN (hoy admidnistrador de las propiedades de Ana Urchueguía en Somoto), me dijo que me iba a pegar un par de balazos.
¿Cómo nace Asodecom?
Ya veníamos trabajando desde 1996 en la CDC y después del Huracán Mitch, en octubre de 1998, la cooperación cogió más fuerza y es ya en el año 2001 cuando fundamos Asodecom, que empieza primero a trabajar con los fondos vascos y después empieza a llegar más dinero para cooperación desde toda España.
¿Qué supone la cooperación para una ciudad como Somoto?
Sin la cooperación no se hubiera hecho nada. Fíjese usted que el presupuesto anual municipal de 22 millones de córdobas (un millón de euros) se financiaba hasta en un 70% con esa cooperación: Vic, Aragón, La Rioja y, por supuesto, Lasarte-Oria y Euskal Fondoa que pasaron a ser los que más dinero aportaban.
¿Cree que ha existido corrupción con esos fondos?
Mire, yo creo que en realidad es todo un asunto de cómo se maneja el dinero de la cooperación, en los mecanismos que hay para que eso sea o no trasparente. Y si no lo es, aparece entonces la corrupción.
¿Puede concretar algo más?
Es bien sencillo. Si yo te doy una factura donde pone que ha costado un millón lo que en realidad se ha hecho con cien mil, ya está hecha la corrupción. O si te digo que compré un camión de la basura cuando en realidad compré escobas, pues sigue siendo una partida para limpieza, pero evidentemente eso es corrupción.
¿Qué papel tiene Ana Urchueguía en todo esto?
Yo creo que ella vino con buena intención, con ganas de cooperar, pero poco a poco fue usando los dineros de la cooperación para manejar la política municipal de Somoto. Y ella, junto con los que le rodeaban, pensó que podía poner y quitar alcaldes y vicealcaldes, incluso ir decidiendo quiénes iban a ser los próximos que ocuparan esos cargos.
(En ese momento, saco de la carpeta las escrituras que me ha facilitado el equipo de investigación de Noticias de Gipuzkoa y que acreditan algunas de las propiedades de Ana Urchueguía en este municipio. Mauricio Cajín, las mira sorprendido y baja la cabeza).
¿Usted conoce cuáles son las propiedades de Ana Urchueguía?
Todo el mundo lo sabe porque aquí somos pocos y se sabe quién vendió a quién qué terreno o qué casa. Se le calculan unas catorce, pero no tenía ninguna constancia como la que me trae usted. Es que lo que pasa es que no se ha sabido muy bien nunca qué era de Asodecom y qué era de Doña Ana.