Mikel Basabe tardará en olvidar el Pleno de control de ayer. Entró en el Parlamento Vasco pidiendo explicaciones por una supuesta agresión policial y abandonó la Cámara después de conocer su condición de imputado por un presunto delito de desobediencia.

Los hechos se remontan al 27 de enero, jornada de huelga general convocada por los sindicatos nacionalistas. Basabe decide sumarse al paro laboral y participa en la marcha que recorrió las principales calles de Vitoria. En un momento dado, el aforado asegura observar cómo un agente golpea a uno de los manifestantes. La reacción de Basabe es preguntar al ertzaina por qué lo ha hecho y la respuesta, según el relato del parlamentario, le llega a las piernas en forma de porrazo.

El dirigente de Aralar se identificó como parlamentario y reclamó al agente su número de placa, información que obtuvo después de facilitar los datos de su DNI. Terminado el intercambio, Basabe acudió a las dependencias hospitalarias de Santiago para ser asistido mientras su cabeza rebobinaba los hechos acaecidos tan sólo unos instantes antes.

Cuatro días después el Parlamento recogía la interpelación de Aralar dirigida al consejero de Interior para qué explicara "la agresión" sufrida por los manifestantes a manos de la Ertzaintza. Rodolfo Ares justificó ayer en el Legislativo la actuación policial y, ante la sorpresa de Basabe, le invitó a interponer en los tribunales "todas las denuncias que considere oportunas" para, a continuación, advertirle de que "también hay alguna imputación de ellos referidos a usted".

Los mensajes frente a los focos dieron lugar a una conversación alejada de las cámaras entre ambos dirigentes políticos en la que Basabe asegura que le transmitió al consejero de Interior su visión sobre unos hechos que jamás debieron producirse y que "perjudican" a la Ertzaintza. A preguntas de este periódico, el aforado abertzale aseguró que si hubiesen existido unas explicaciones "aceptables" por parte de Ares no hubiera recurrido a la Justicia para depurar las responsabilidades de los hechos, tal y como anunció que hará mediante una denuncia contra el agente que le golpeó. Basabe estima que la respuesta del dirigente socialista hace un flaco favor al Cuerpo policial vasco y demuestra que "se puede pegar por preguntar sin que esa acción tenga ninguna consecuencia", al menos antes de que los sucesos pasen por el filtro judicial.

altercados

Respuesta policial

Desde el atril de oradores, Ares dejó claro que su visión de los hechos nada tiene que ver con la exposición que el miembro de Aralar realizó frente a la Cámara. Es más, el consejero de Interior pidió "rigor" a Basabe para que analizara lo sucedido en la mañana del 27 de enero; una jornada en la que el titular del Departamento justificó la actuación de los agentes vascos tras constatar que "grupos de gente integrados en la manifestación aprovecharon esa circunstancia para arrojar todo tipo de objetos a los agentes de nuestra policía, insultarles gravemente, intentar cerrar comercios, bares, etcétera, que estaban abiertos a lo largo del recorrido".

Además afeó la postura del parlamentario de Aralar por partida doble. En primer lugar, por no condenar los "múltiples actos de chantaje y de coacción" que en opinión de el consejero se repitieron durante la huelga general. Y, por otro lado, por cuestionar el comportamiento policial cuando la Ertzaintza "no provoca incidentes ni alborotos, ni provoca situaciones de conflicto. En todo caso -agregó Ares- responde a esas situaciones e intenta generar un clima de normalidad".

El mensaje del consejero es, a juicio del parlamentario, "peligroso y equivocado", ya que en lugar de hacer autocrítica sobre lo sucedido en las calles vitorianas opta por trasladar una valoración en la que se plantea que la actuación de la Ertzaintza "está por encima de la crítica y de las remisiones".