Las hermanas Blanca Rosa y María Isabel Bruño Azpiroz, acusadas de pagar a ETA 6.000 euros tras recibir sendas cartas de extorsión en 2003 y 2006, negaron ayer ese pago y se definieron como víctimas de la banda desde hace 30 años, cuando su padre recibió una primera carta de extorsión en "el 80", y ahora "víctimas de la Justicia" por culpa de este procedimiento. Así lo expusieron las dos hermanas en el juicio que se celebró ayer en la Audiencia Nacional y en el que el fiscal mantuvo su petición de cinco años de cárcel por colaboración con ETA y multa de 27.000 euros para cada una. En su turno de última palabra, las dos hermanas calificaron de "humillante" que se les acuse de colaboradoras "cuando lo que somos es víctimas de ETA".
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