Vitoria. El caso Miñano ha traspasado los límites del Parlamento Vasco y se ha convertido ya en uno de los principales ejes de la discusión política en Euskadi. Ayer PSE y PP elevaron el tono de su exigencia con respecto a la presunta implicación de varios altos cargos del PNV en la supuesta trama de corrupción orquestada en torno al Parque Tecnológico de Miñano y emplazaron al presidente de la formación jeltzale, Iñigo Urkullu, a depurar responsabilidades al más alto nivel, al menos en Álava. Así, el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, reclamó al PNV que deje atrás "desplantes, chulerías, demagogias y victimismo" y emprenda una "limpieza a fondo" en el partido "caiga quien caiga", pues en la trama que investiga la Audiencia Provincial de Álava hay "muchos dirigentes cualificados" de la formación.
Pastor valora que Urkullu tache de "asqueroso" el presunto espionaje que investiga la Justicia, pero le exigió "consecuencias prácticas" para atajar una práctica fruto, a su juicio, de que los jeltzales consideran que "el país es suyo".
En la misma línea se expresó, en Radio Euskadi, el secretario general de los socialistas alaveses, Txarli Prieto, uno de los presuntos espiados cuyos datos acabaron, según se desprende de la investigación judicial, en el ordenador del burukide Aitor Telleria. Prieto admitió que el EBB desconociera la presunta trama corrupta, pero se preguntó si la cúpula territorial alavesa tampoco estaba al tanto. "Bueno, la dirección nacional no. ¿Y las demás direcciones? Él no ha dicho que el PNV, en su integridad, no sabe nada", afirmó Prieto, quien cree que el caso Miñano no es un episodio coyuntural, sino que afecta a la estructura del partido, aunque no llegue a Sabin Etxea.
"Es absolutamente imposible que un montón de tramas, con un montón de imputados, con un montón de personas que tienen cargos públicos, orgánicos, políticos y en empresas, todos pertenecientes al PNV, hayan salido como los espárragos trigueros, espontáneamente".
En el PP el fuego apunta en la misma dirección, aunque en este caso más centrado en el diputado general alavés, Xabier Agirre, y desde dos flancos. Por un lado el secretario general de los populares en la CAV, Iñaki Oyarzábal, otra de las víctimas del presunto espionaje, recordó que Alfredo de Miguel estaba bajo responsabilidad directa de Agirre como diputado de Administración Foral. Por otro, el presidente del partido en Euskadi, Antonio Basagoiti, rescató las declaraciones de Agirre cuando saltó el escándalo del espionaje al lehendakari Garaikoetxea, que terminó provocando la escisión del partido y el nacimiento de EA. Oyarzábal, quien afirmó que la Ertzaintza "no detenía a ningún terrorista porque estaba espiándonos a nosotros", reclamó la dimisión del presidente del Araba Buru Batzar, Iñaki Gerenabarrena, y recordó que tanto Alfredo de Miguel como Aitor Telleria, los dos principales imputados por la Justicia, formaban parte del ABB, por lo que "la sospecha se cierne sobre el conjunto de la dirección" del PNV alavés.
Basagoiti, que pidió ayer "ceses y dimisiones", transcribió en su blog las declaraciones que Xabier Agirre hizo en 1986 en relación a las escuchas que sufrió Carlos Garaikoetxea a manos de agentes de la Ertzaintza, que el actual diputado general calificó de "montaje" planificado por el propio Garaikoetxea para aparecer como "víctima propiciatoria".
La exigencia de PSE y PP a los nacionalistas obtuvo su respuesta desde el Parlamento. El representante jeltzale Iñigo Iturrate acusó a ambas formaciones de "mancillar" a la formación jeltzale y de "trasladar a la opinión pública una idea falsa, que es la de que el PNV está siendo investigado". Por su parte, el presidente del Bizkai Buru Batzar, Andoni Ortuzar, afirmó en Radio Popular que el hecho de que la investigación se esté dilatando en el tiempo "empieza a oler mal".