vitoria. Mientras los partidos continúan dirimiendo sobre las opciones con las que contaría la izquierda abertzale histórica de cara a presentarse a los comicios, la otra gran incógnita de las elecciones municipales y forales fue despojada ayer de todo su misterio. Tras un año y medio intercambiando guiños, apelaciones al cambio y posteriores matizaciones, el lehendakari, Patxi López, ha terminado de deshojar la margarita y se ha quedado con un sí entre los dedos. El particular juego del me quiere, no me quiere en el que se han visto envueltos el PSE y el PP, y que fue sellado en 2009 con una entente para erigir al socialista en lehendakari, promete una segunda ronda. Con los mismos jugadores. El jefe del Ejecutivo vasco dejó escaso margen para la duda. "Estoy convencido de que, tras las elecciones municipales y forales, el cambio del Gobierno Vasco se va a extender a diputaciones y a ayuntamientos", zanjó, para explicar que "los acuerdos serán con quienes propicien que eso siga avanzando".
Así se expresó en una entrevista con TVE en la que apostó por prorrogar el pacto con el PP en el Parlamento de Gasteiz "más de una legislatura". En este sentido, a pesar de que el socialismo optara por deshacerse de la manzana de la discordia suprimiendo de raíz el apartado de las alianzas electorales en su ponencia de octubre de 2010, el pasado noviembre comenzaron a crecerle brotes. De hecho, el candidato a diputado general de Bizkaia por el PSE, José Antonio Pastor, apostaba por acometer una "verdadera política de cambio tranquilo". Sus socios preferentes no permanecían ajenos a estas cábalas: el presidente del PP vasco, Basagoiti, según apuntaban informaciones del mismo periodo, habría propuesto a López extender la alianza.
pulso No es un secreto, tanto a nivel foral como municipal, que las filas del lehendakari y las jeltzales han optado por emplear artillería pesada, preparando el terreno para la contienda de mayo a través del pulso en Eudel -el socialismo amagó con abandonar la asociación de municipios vascos acusando a su presidente Jokin Bildarratz de partidismo- y de los tiras y aflojas con las diputaciones. Los socialistas no ocultan su interés por desalojar al PNV de una de las diputaciones de manera que, por ejemplo, se desequilibren las fuerzas ahora parejas en el importantísimo Consejo Vasco de Finanzas.
López, por otra parte y antes de introducir la referencia a la entente, aseguró que "puede haber diversos pactos" para gobernar en las instituciones. "Es un síntoma más de la normalidad que se ha instalado en el País Vasco. No me parece mal que las instituciones, dependiendo de lo que decidan los ciudadanos, sean gobernadas por unos u otros. Pero estoy convencido de que, tras las elecciones municipales y forales, el cambio del Gobierno Vasco se va a extender a diputaciones y ayuntamientos", opinó.
Preguntado sobre la posibilidad de un pacto PSE-PNV para gobernar, aseguró que "no hay nada excluido", pero volvió a corregirse a sí mismo para insistir en que "los acuerdos serán con quienes propicien que eso [el cambio] siga avanzando", y para esperar que los jeltzales continúen en la oposición "una buena temporada". Además, sobre su Gobierno apoyado por el partido de Basagoiti, consideró que el cambio "necesita irse instalando con tiempo, y necesita de más de una legislatura".
Los socialistas han matizado su postura en más de una ocasión. Una postura que hallaría encaje en los negativos resultados de los sondeos. El último Euskobarómetro dejaba al descubierto el rechazo del 59% de la ciudadanía al pacto -la cifra de respaldos en las filas socialistas se circunscribe al 54%; mientras que en el caso de los populares, atentos a sus posibilidades en la Diputación de Álava, el entusiasmo se dispara hasta el 95%-.
izquierda abertzale A pesar de ello, López optó ayer por restar intriga a la reedición de la entente, y lo hizo en un medio estatal. La posibilidad del pacto se plantea después de que el Ejecutivo cambiara su discurso ante las encuestas y optara por enseñar músculo. Además, la alianza ayudaría a PP y PSE a rentabilizar al máximo sus resultados electorales ante una eventual presencia de la izquierda abertzale histórica en las urnas. Patxi López, sin embargo, quiso desvincular esas cuestiones al considerar que su equipo seguirá gobernando "incluso con la presencia de Batasuna".
López, durante un encuentro con Basagoiti en Lehendakaritza. Foto: efe