jone g. lurgain

Donostia. Si las elecciones del próximo mes de mayo se celebrasen hoy, el PNV sería la primera fuerza política en Gipuzkoa con un 24,28 % de los votos, a una distancia de tres puntos respecto al PSE-EE. La formación jeltzale recuperaría así el liderazgo en este territorio, relegando al segundo puesto a los socialistas, que en 2007 ganaron los comicios.

Ésta es la primera conclusión que se desprende del sondeo sobre intención de voto, encargado por la Diputación Foral de Gipuzkoa y que incluye a la izquierda abertzale tradicional actualmente ilegalizada.

Según estos datos, la candidatura del jeltzale Markel Olano obtendría 14 escaños en las Juntas Generales, uno más que el PSE (13). Ambas fuerzas políticas -que cuentan hoy con 16 junteros cada una- perderían dos y tres escaños, respectivamente, los cuales irían a parar al resto de formaciones, salvo el PP que mantendría intactos sus seis junteros, y salvo Hamaikabat, Alternatiba y UPyD que no obtendrían representación.

La nueva marca de la izquierda abertzale tradicional obtendría nueve junteros, convirtiéndose en la tercera fuerza. Le seguiría Aralar, cuyo proyecto se consolida en este territorio con cinco escaños. Por su parte, EA lograría tres escaños, cuatro menos que los que obtuvo en 2007 cuando todavía el llamado sector crítico, liderado por Iñaki Galdos, no se había escindido. Precisamente, según la encuesta, el nuevo partido que surgió de este divorcio, Hamaikabat, y que hoy comparte gobierno con el PNV, desaparecería del Parlamento guipuzcoano.

El que se salva por los pelos es Ezker Batua, que lograría un escaño, mientras que la formación surgida de la escisión de este partido, Alternatiba, también se quedaría sin representación en la Cámara.

Pero, como en anteriores citas, sea cual sea el resultado definitivo, la ecuación del nuevo mapa político guipuzcoano no se resolverá hasta después de los comicios. Y en ese escenario postelectoral, la combinación de posibles alianzas es múltiple. Para empezar, si PSE (13) y PP (6) sumaran sus votos podrían desbancar al PNV del Gobierno foral. Pese a que sería la más votada, a la formación jeltzale no le quedará más remedio que pactar y Aralar podría convertirse en la llave de la Diputación. La suma de votos de PNV y Aralar daría como resultado 19 escaños, esto es, un empate técnico con el bloque PSE-PP. Al igual que en 2007, EB podría ganar protagonismo y romper un hipotético empate aunque, curiosamente, la mayoría de los encuestados prefiere que no haya ninguna coalición en el Gobierno de la Diputación foral por imposible que esto parezca dados los resultados.