madrid. El ministro marroquí del Interior, Taib Cherkaui, defendió ayer como "pacífica" la intervención de las fuerzas de seguridad alauís que desmantelaron el campamento de Gdeim Izik y aseguró que el español fallecido, Babi Hamday Buyema, murió atropellado en un "accidente" en El Aaiún. Tras reunirse con el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, Cherkaui ofreció una multitudinaria rueda de prensa en la que repitió punto por punto la versión ofrecida por el Gobierno de Rabat sobre lo sucedido, mostrando un vídeo con duras imágenes sobre los ataques a las fuerzas de seguridad marroquíes. Denunció así la "agresión brutal" que sufrieron los agentes al intentar "rescatar" a ciudadanos "inocentes" que estaban acampados, ya que, según su versión, "milicias armadas" se habían hecho con el control del asentamiento y los habían "secuestrado".

"Ni Marruecos ni las provincias del Sur habían vivido actos así; es algo que nos recuerda los crímenes de Al Qaeda", subrayó. Cherkaui, que aseguró que la muerte de Hamday está siendo investigada por la Fiscalía General de El Aaiún

bloqueo El titular marroquí de Interior también siguió el guión al cargar contra la prensa española, a la que acusó de "tergiversar" lo hechos para "denigrar" a su país. Durante media hora, Cherkaui describió las imágenes del vídeo que ya habían mostrado a los periodistas acreditados en Rabat, en el que se llega a ver cómo un supuesto saharaui, orina sobre el cadáver de un policía marroquí.

El ministro no dio una fecha para la entrada de prensa española en El Aaiún y recordó que Marruecos es un país soberano que "se reserva el derecho de recibir en su territorio a cualquier invitado". Tras denunciar que también hay periodistas marroquíes a los que se les ha impedido hacer su trabajo, sin precisar dónde, recriminó a la prensa española una "ofensiva mediática" en la que, dijo, "se han utilizado de manera interesada imágenes que no correspondían a El Aaiún". "La versión de la prensa española abre paso al odio y al racismo y rinde un flaco favor a los intereses de dos países vecinos", sentenció.

Según el balance de las autoridades marroquíes, en el campamento y después en la revuelta de El Aaiún perdieron la vida diez miembros de las fuerzas de seguridad marroquíes, se registraron setenta heridos y hubo 106 detenidos, 33 de ellos con antecedentes penales. Cherkaui recordó que, en su origen, los acampados reivindicaban derechos sociales como trabajo, vivienda y seguridad social, pero que después fue "tomado" por "milicias armadas, contrabandistas, personas con antecedentes penales, en busca y captura y oportunistas" con objetivos políticos. A estas milicias achacó la violencia desatada durante el desalojo y después en El Aaiún. En reiteradas ocasiones recalcó que las fuerzas de seguridad que desalojaron el campamento no iban armadas y que tuvieron que enfrentarse a armas blancas, cócteles molotov, bombonas de butano y coches, que arrancaban de repente para atropellarlos.