Esta vez la novia no fue protagonista de la boda. Patxi López se enfrentó ayer a su primer Pleno de Política General con el eco del acuerdo alcanzado tan sólo un día antes en Madrid por Zapatero y el PNV para cerrar la transferencia de políticas activas de empleo a la Administración vasca. La sombra del acuerdo fue demasiado alargada para que el repaso del lehendakari a sus 16 meses al frente del Ejecutivo -en septiembre del pasado año no se celebró esta sesión al ser el primer año de mandato- y el esbozo de sus intenciones presupuestarias a corto plazo prevalecieran sobre el histórico pacto apalabrado en la capital española.
La transferencia negociada en una mesa en la que no estaba López pasó factura al jefe del Ejecutivo vasco ante la Cámara y así se lo hicieron saber uno detrás de otro todos los portavoces que intervinieron en la amplia sesión parlamentaria que se prolongó durante más de siete horas. Críticas previsibles conocido su origen que dejaron de serlo tanto cuando el socio preferente del Gobierno Vasco se sumó por boca de su líder, Antonio Basagoiti, a la exigencia de liderazgo dirigida al lehendakari. López repelió la embestida con un amplio repaso de lo hecho y de lo que pretende hacer en el que, no obstante, brillaron por su ausencia medidas concretas que permitan a la Administración vasca encauzar el abandono progresivo de la crisis. También en el capítulo de ausencias se enmarcan iniciativas ligadas al escenario generado por la tregua de ETA y la búsqueda normalización política en Euskadi. Todo ello en un pleno, el primero de Política General, que se desarrolló sin representantes de la izquierda abertzale histórica en el Legislativo.
Poco antes de las 09.30 horas, el lehendakari hacía su entrada en la Cámara vasca con un discurso bajo el brazo rehecho la víspera tras conocer el acuerdo firmado por el presidente del Gobierno español y secretario general de su partido con los jeltzales.
El tono distendido de la bancada socialista parecía camuflar el amargo trago que supone la ausencia de un jefe de Ejecutivo en la negociación de una transferencia competencial de alto calado para su propia Administración. La duda en la sesión matutina -destinada íntegramente a la intervención del lehendakari- residía en conocer cuánto tardaría el pacto de las políticas activas en aparecer.
López despejó esta incógnita en apenas un par minutos. Con un casi suplicante "créanme que me alegro", el lehendakari explicitó su satisfacción por un acuerdo que a partir de su oficialización tras su paso por la Comisión Mixta de Transferencias deberá encargarse de gestionar su Gabinete. La única duda que el inquilino de Ajuria Enea albergaba en su discurso previo a la sesión de ayer era el efecto que este traslado podría tener en la conocida como Caja Única, una hipótesis que descartó y que ya sólo forma parte del mensaje de los populares, aunque mucho más matizado en Euskadi que en Madrid.
tónica general La valoración del acuerdo por parte del lehendakari no sumó más episodios y el Gobierno Vasco delegó en la consejera del ramo, Gemma Zabaleta, la papeleta de ofrecer las pertinentes explicaciones ante los medios de comunicación. Pero no fue ni de lejos el final de este asunto en la maratoniana jornada legislativa. En mayor o menor medida, todos los grupos destinaron parte de su tiempo de intervención al traspaso competencial hasta que llegó la vez del último turno -el paso por la tribuna se hizo de menor a mayor número de representantes- ,liderado por Joseba Egibar. El dirigente jeltzale, avezado en este tipo de debates, consumió tres cuartas partes de su tiempo con un crítico repaso a la gestión socialista sin que las políticas activas de empleo hicieran acto de presencia. Fue en esa última recta cuando la oratoria de Egibar asestó un severo golpe al escaño del secretario general del PSE: "¿Cabía o no cabía nuestra interpretación -del traspaso- en el marco estatutario o constitucional?". Aderezó el dirigente jeltzale su ofensiva, esta vez en el turno de réplica, con un irónico pasaje en el que relató cómo la familia nacionalista pudo "respirar" tranquila cuando conoció que el jefe del Ejecutivo había dado su "ok" al traspaso negociado directamente con Zapatero.
El lehendakari encajó el gancho dialéctico reiterando su satisfacción por la "buena noticia" del traspaso y su compañero de bancada, José Antonio Pastor, se encargó de reiterar el trabajo "desde el minuto uno de mandato" realizado por los socialistas en la materia.
Al margen de las políticas activas, López empleó el ataque como mejor defensa ante las andanadas que cuestionan su gestión económica y echó mano del manido debate sobre el estado de las cuentas que encontró en su llegada a Ajuria Enea y la solvencia actual, una versión que, como ha sucedido a lo largo de la Legislatura, se topa con la versión opuesta del PNV.
Así las cosas, en su apuesta de futuro esbozó unos Presupuestos marcados por la austeridad y el ahorro en los que, no obstante, figura como una de las pocas medidas concretas la rebaja de un 20% en el gasto corriente de las empresas públicas.
Por otro lado, el parlamentario de EA, Juanjo Agirrezabala, debutante ayer en la Cámara vasca, fue quien de una forma más explícita demandó a López la búsqueda del diálogo con ETA para avanzar en el final del conflicto vasco. La negativa del lehendakari, conocida de antemano, incluyó una invitación a "los que tienen el pacto con ustedes" para que sea la izquierda abertzale ilegalizada quien hable con la banda terrorista y exija la entrega de armas y su final.
Egibar, por su parte, también destacó que la "normalización y pacificación de Euskadi" son dos temas presentes en la negociación inconclusa con Zapatero para apoyar los Presupuestos del Estado.