Tomás Gómez ha liderado el partido en la Comunidad de Madrid con mano firme durante los últimos tres años y considera que tiene el derecho de enfrentarse a Esperanza Aguirre por la presidencia madrileña. Para ello no ha dudado en retar a un pulso a José Blanco y al mismísimo, José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Sus méritos?

La derrota electoral de los socialistas en 2007 hizo saltar el partido por los aires. Aguirre se impuso a Rafael Simancas, que entonces dirigía el PSM, por casi 20 puntos de diferencia y la organización, tradicionalmente conflictiva, no tardó en declararse la guerra a sí misma. En la refriega los principales alcaldes socialistas apostaron por Gómez, un plusmarquista de la política y el alcalde más votado de España. El regidor de Parla había transformado uno de los municipios más atrasados de Madrid.

Nacido en 1968 en Enschede (Holanda), fue designado secretario general tras la debacle del PSM al calor de lo que denominó "nuevo socialismo". Era un joven con una gran capacidad de gestión y sin grandes cargas ideológicas. Economista, especialista en política monetaria y sector público, tenía el perfil ideal para reconstruir la federación socialista y animar a la deprimida militancia con el fin de reconquistar Madrid. Pero algo ocurrió. Aunque acabó con las familias del PSM, según un alcalde socialista "ha malgastado su fuerza y ha convertido la ilusión en desconfianza". Además, es el político madrileño menos conocido, de lo que culpa a la prensa y, poco a poco, sus errores pesan más que sus aciertos.

Disciplinado y trabajador. Algunos lo ven frío y hermético, pero los más próximos insisten en que tiene mucho sentido del humor. Apenas duerme, trabaja 20 horas al día y dedica las madrugadas a su tesis sobre gestión sanitaria. En sus ratos libres cultiva su afición a la pintura. Pero sobre todo hace deporte. Le gusta alardear de sus músculos cincelados en el gimnasio. Ahora le toca exhibir músculo político.