¿Viajarán Juan Carlos y su familia en aerolíneas de bajo coste?". De esa forma ironizaba el diario francés Le Monde sobre la decisión de los monarcas españoles de congelar su aumento presupuestario ante la crisis económica. El anuncio llegaba el pasado año, y conllevaba, lejos de reducir la partida destinada a los gastos de la Casa Real, en progresivo aumento en los últimos años, destinar al ejercicio 2010 el mismo importe que el asignado en 2009: 8.896.920 euros, un 2,7% más que en 2008. Si bien la dinastía de los Borbón es la segunda más barata de Europa, un puesto que entra dentro de la lógica, a la luz de la potencia económica del Estado en el continente, y ha asegurado a algunas agencias informativas que su intención pasa por adherirse al plan de ajuste aprobado en mayo por el Gobierno de Zapatero, aún queda pendiente que ratifique esa apuesta con luces, taquígrafos, puntos y comas.
Parece más probable, no obstante, que no suceda así, y que se entienda cubierto ese frente a través de la página web de la Corona, remite a su vez, al Real Decreto 434/1988, en la que se liga el salario de la realeza a las veleidades que pueda experimentar la retribución al Ejecutivo. Por lo pronto, su mensaje se ha visto afeado por los 305.000 euros que la Dirección del Patrimonio Nacional, desde el Ministerio de la Presidencia y al margen de la partida de 8,9 millones, ha puesto a disposición de la empresa que resulte ser la adjudicataria de las labores de cuidado de los caballos reales, así como de la retirada de sus excrementos tras el paso de la comitiva en el acto de entrega de credenciales de los embajadores extranjeros al rey español.
La noticia llegaba días después de la aprobación de los recortes socialistas que, además, condujeron al sacrificio del cheque bebé, de la subida de las pensiones y del 5% del salario del funcionariado. Ante esa situación, conocer sobre el papel en qué medida va a suscribir la monarquía ese recorte no resultaría baladí. Disponer de ese detalle supondría atravesar la, hasta el momento, infranqueable barrera de los datos sobre la institución, que impide conocer qué porcentaje del presupuesto dedica a cada tarea.
Y tampoco sería una cuestión trivial desde el prisma de los números: si la Casa Real aplicara la bajada del 15% que experimentarán los honorarios de Ejecutivo, así podría suceder, teniendo en cuenta que los sueldos en ambas instituciones son parejos, y que los monarcas estarían dispuestos a suscribir la misma reducción que el equipo de Madrid, el ahorro ascendería a 1,3 millones. Para esbozar qué representa ese monto, basta la comparativa con el Gobierno español: el ajuste en el gabinete del PSOE sólo consigue economizar 100.000 euros.
paradojas
Llamada al pacto anticrisis
La apuesta por la austeridad del Monarca choca, así, con el Palacio Real de Madrid, la residencia oficial de los jefes de Estado, aunque no habitan en ella, cuyas dimensiones, 135.000 metros cuadrados y 3.418 habitaciones, le han valido ser la mayor de Europa Occidental. Su residencia efectiva se ubica en el Palacio Real de El Pardo o Zarzuela, engarzado en el monte del mismo nombre que comprende 16.000 hectáreas de bosque.
Incluso el viaje de la reina Sofía a Gran Bretaña en una línea low cost fue reducida a una imagen anecdótica por la propia Casa Real, que aseguró que ese vuelo era la única alternativa de la Reina para llegar con celeridad de Santander a la isla al objeto de visitar a su hermano convaleciente. Unas actuaciones que no casan con la llamada de Juan Carlos I, previa al plan de ajuste, a favor de forjar un pacto de Estado para capear la crisis. La preocupación por la situación económica que exteriorizó el jefe de Estado en ese momento se saldó con los encuentros que sostuvo con partidos y agentes sociales.
Un episodio que no ha podido borrar las críticas de parte del Congreso, lanzadas con mayor intensidad desde la izquierda, y que se ven alimentadas por la imagen de una monarquía tradicionalmente identificada con la pompa. La boda de los Príncipes de Asturias costó más de cuatro millones de euros, entre los cuales figuraba el millón destinado a la retransmisión televisiva.
Pero los recortes ya han tomado tierra con nombres y apellidos en otras familias reales. Es el caso de la holandesa, la segunda más cara de Europa, con 39,6 millones consignados en los presupuestos, por detrás de la difícilmente desbancable monarquía británica. Para parte de la Casa Real de Holanda, han llegado a su fin los vuelos privados gratuitos, cifrados en más de 600.000 euros, al tiempo que la monarquía verá reducidos los beneficios fiscales. Sin embargo, ahondando en la "fama" que tanto ha hecho caer la popularidad de esas instituciones en Estados como el español, la construcción de la residencia de vacaciones de los Príncipes en África no ha sido abortada.
Lo que sí marcaría la diferencia en ese caso es que fue el Gobierno quien decidió dar el paso y cerrar el grifo a la realeza, ante las críticas vertidas desde la oposición contra el tren de vida monárquico tras la iniciativa gubernamental a favor de subir el presupuesto real mientras el funcionariado veía reducido su salario.
Por parte de la monarquía española, gastos como los 300.000 euros destinados a las caballerizas sitúan el mensaje de austeridad en la cuerda floja. De hecho, la práctica de puertas afuera es el único testigo de la gestión de su presupuesto, a falta de la publicación o de la concreción de las partidas. En este sentido, el órgano, en virtud del artículo 65.1 de la Constitución, "El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su familia y Casa, y distribuye libremente la misma", presenta un grado muy limitado de fiscalización. Su mensaje podría recuperar cierto equilibrio si se tomaran medidas a favor de la transparencia. El Gobierno español trabaja al respecto.
"subcontratas"
Las otras partidas
A los cerca de nueve millones de euros del presupuesto se suman el importe de la seguridad del monarca, adscrito a Interior; el monto destinado a los coches oficiales y sus conductores, dependiente de Economía y Hacienda; los viajes al exterior, en los cuales el área de Moratinos ha invertido 415.000 euros; o la retribución a los más de cien trabajadores de la institución, superior a los seis millones de euros, y tutelada por Fernández de la Vega. El sostenimiento del patrimonio, en el que, no obstante, figuran también sedes ahora empleadas a modo de conventos o zonas verdes, cedido al Estado pero con derecho de uso por parte de la monarquía y de los jefes de Estado en visita oficial, roza los 18 millones de euros. En principio, el recorte no "tocará" esas partidas.
Algunas actividades de la Casa Real española que repercuten en el erario público
6.200.000 euros es la cantidad con la que se retribuye al personal al servicio de los reyes españoles. Un monto que no comprende los gastos del servicio de seguridad -adscrito a Interior- ni de los conductores de sus coches oficiales.
17,9 millones de euros se dedican a cuidar las instalaciones a su disposición -entre ellas, no obstante, se cuentan también conventos o jardines-, pero en manos del Estado. Su residencia oficial, el Palacio Real de Madrid, es la mayor de Europa Occidental, con 135.000 metros cuadrados, si bien no reside en ella.
415.000 euros invierte el Ministerio de Asuntos Exteriores en cubrir las misiones de Juan Carlos I en el extranjero.
305.000 euros son los que figuran en el concurso público abierto por el Estado para contratar a una empresa que se encargue del cuidado de los caballos y carrozas reales, así como de retirar los excrementos de los animales al paso de la comitiva.
8,9 millones de euros forman parte de la partida presupuestaria con la que la Casa Real debe cubrir sus gastos, sin precisar cuáles son ni qué cantidad se destina a cada punto. Al margen de esta inyección, se sitúan los gastos ya mencionados.
4.113.000 euros costó la boda de los Príncipes. De ellos, más de un millón se destinaron a retransmitirla.