Vitoria. La anunciada crónica de un abordaje isrelí a la Flotilla de la Libertad despertaba al mundo con un desenlace mucho más cruel que el que nadie se imaginaba. El asalto de los comandos de Israel sobre la cubierta del Mavi Marmara se producía hacia las cuatro de la madrugada, con soldados de élitedescolgándose de enormes helicóteros de guerra en medio de la noche y aterrorizando a los tripulantes a bordo que llevaban ya horas de extrema tensión a la espera de un incierto desenlace.
Pero la acción israelí fue brutal, dispararon con fuego sobre las personas que intentaban defender el interior del barco con palos y chalecos salvavidas, y mataron a un número no confirmado de activistas. Según la web Witness Gaza, cuyo barco participaba en la flotilla, hay 16 muertos, 6 de ellos turcos y 10 internacionales, y habría entre 50 y 80 heridos, tres de ellos de la Campaña Europea contra el Bloqueo.
Ayer desayunábamos con las imágenes del asalto que fue retransmitido en directo gracias a la emisión por satélite a la que unas 30.000 personas estábamos conectadas cuando se dió el SOS y se produjo el ataque. Israel intentaba por todos los medios anular la señal para esconder al mundo lo que estaban haciendo al pasaje de la flotilla.
El activista español, Manuel Tapial, que viajaba a bordo junto a su compañera Laura Arau y el periodista valenciano David Sagarra, que trabaja para Canal Sur de Venezuela, colgó un vídeo a las once de la noche en el que ya advertía de que dos helicópteros israelíes les estaban sobrevolando mientras tres navíos de la marina israelí se aproximaban a sus barcos.
"Creemos que con esto pretenden intimidarnos y demostrarnos que nos van a abordar. Tememos que lo hagan durante la noche y que venga por aire", decía Tapial en el vídeo. "Si nos atacan aquí, desarmados y en medio de la noche, esto se puede convertir en una carnicería porque el pánico va ser total. Pero defenderemos el barco", pronosticaba ya con acierto. "Las autoridades internacionales deben actuar ya, pero ya, sin más demora", exigía Manuel Tapial.
Poco después, un mensaje en su blog decía que " a sabiendas de que estamos en nuestro derecho de navegar en aguas internacionales, hemos tomado la decisión de alejarnos unas millas de los barcos militares y esperar a que amanezca. De momento, la cosa parece que se ha tranquilizado", comentaba el cooperante español. El último mensaje llegaba hacia las cuatro de la mañana, era urgente, alarmante, "estamos rodeados por 14 naves israelíes", escribía Manuel. Y, a partir de entonces, el silencio.
Las imágenes del asalto filmado por la organización turca IHH es un privilegiado testimonio visual de lo que allí aconteció: los soldados entran armados con potentes fusiles mientras que los cooperantes toman posiciones con palos en las escaleras hacia el ineterior de las salas. Sin embargo, no les faltó tiempo a las autoridades israelíes para lanzar su campaña mediática de intoxicación informativa y mostrarse ante el mundo como las víctimas que se vieron obligadas a defenderse de unos exaltados activistas que les atacaron con palos y cuchillos. También, según decía ayer en una rueda de prensa el viceministro de Exteriores israelí, Danny Ayalon, la carga humanitaria de 10.000 toneladas de material médico, escolar y de construcción no era otra cosa que armas para Hamás, porque algunas de las organizaciones que dirigen la flotilla, concretamente IHH, colaboran con el "terrorismo islámico", por lo que "no se podía consentir que esa carga llegara a Gaza y a manos de Hamás. El resultado hubiera sido miles de muertes".
Esta desproporcionada acción israelí contra seis barcos y 700 activistas internacionales de 50 países, con periodistas, gente de la cultura, eurodiputados y representantes religiosos -entre ellos un enviado del Vaticano- no ha hecho más que poner en evidencia la estupidez de Gobierno israelí que demuestra claramente que no respeta nada que tenga que ver con el Derecho Internacional, con los Derechos Humanos y que en nombre de su absesiva seguridad nacional es capaz de levantar ampollas en la comunidad internacional. Pero también sabe que la demagogia de las declaraciones oficiales no le hacen daño.