m Iro veinte años atrás, cuando no se podía escuchar mi voz en los medios de comunicación británicos por la censura impuesta por cortesía de Margaret Thatcher [primera ministra británica entre 1979-1990]. Yo era alguien que estaba prohibido, sin poder ir a Londres", Gerry Adams, entrevista concedida a The Guardian el 15 de julio de 2009. Los medios de comunicación británicos tenían la prohibición expresa de que no aparecieran líderes del Sinn Féin. Lo que hicieron, incluida la BBC, fue doblar las voces, de manera que, sin que aparecieran directamente, su mensaje llegaba. La medida de la Dama de Hierro se mostró, por lo tanto, ineficaz hasta ser levantada.
Uno de los últimos ejemplos de una "intervención" pública en un medio de comunicación ha sido en Alemania, cuando se clausuró la delegación germana de la televisión kurda con sede en Dinamarca Roj TV, sospechosa de asociación con el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado grupo terrorista por la UE). Un tribunal de Leipzig, lejos de avalar la decisión, la revocó y el caso se halla encima de la mesa del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, entre las manifestaciones que celebraron unos 5.000 emigrantes kurdos en Bruselas el 3 de abril. Además, en relación con esta población, están prohibidas las publicaciones en esta lengua en Turquía.
El ejemplo más llamativo de los últimos años ha sido, por lo tanto, el de Egunkaria, que ha comenzado a aclararse el lunes pasado con la sentencia absolutoria del sumario principal. Desde 2003, este caso ha atraído la atención de muchos expertos internacionales en Derecho y Comunicación. El profesor de Derecho Penal de la UPV Ignacio Muñagorri recuerda el libro que coordinaron él y el profesor José Luis de la Cuesta y que recogía las opiniones de otras voces autorizadas: "Los expertos internacionales, alemanes, italianos... con los que trabajamos en ese libro se quedaron con los ojos cuadrados con lo que sucedía ".
El trabajo al que hace alusión es Clausura de medios de comunicacion vascos ("Egin", "Egin Irratia", "Euskaldunon Egunkaria"), publicado en 2008. Dos años después, ha visto la luz la primera sentencia de ese último caso, que en palabras de Muñagorri, "se ajusta al mejor Derecho".
Una "barbarie" de proceso
"Ha de haber resarcimiento"
Aun así, critica la "barbarie" a la que han sido sometidos los acusados durante siete años: "Esa situación de estar criminalizados, ¿no pasa nada? Tiene que haber reconocimientos de verdad, no de última hora de "cuánto me alegro", "qué bien funciona el sistema judicial español"... Todo eso son zarandajas contadas a última hora. La gente no es tonta y, por si acaso existen las hemerotecas. Antes había una condena a priori y ahora todo son halagos".
El abogado y jeltzale Xabier Ezeizabarrena coincide con la "parcial satisfacción" de Muñagorri: "La situación se ha corregido sobre el papel, pero el periódico está cerrado, esas personas han tenido que pasar este calvario de siete años y, además, ha habido unos daños morales, materiales y económicos". Cuestionado sobre las posibles indemnizaciones, Ezeizabarrena reconoce que es una "vía muy compleja y muy larga".
Ramón Zallo, licenciado en Derecho y doctor en Ciencias de la Información, coincide con el análisis de un caso prácticamente sin igual en Europa y señala que "los que han sido injustamente acusados deben ser resarcidos de los enormes daños causados, tanto materiales en costes del proceso, como los morales, como los trabajadores que acabaron en la calle, el patrimonio de una empresa que funcionaba...".
Ahora, coinciden Ezeizabarrena, Zallo y Muñagorri, todo está a expensas de los abogados y de la estrategia que decidan seguir, aunque este último matiza cómo, "con base en el argumento de que cuando se procesó había una serie de indicios, se podrían evitar las indemnizaciones. Que al principio hay indicios que luego se desvanecen. Es un argumento que puede ser bastante vago, pero está recogido en la sentencia".
posible final del "todo es eta"
¿Podría volver a ocurrir?
El propio Muñagorri sugiere una extensión de la última sentencia a los casos de Egin y Egin Irratia: "Me gustaría que la argumentación que se hizo sobre cómo se cerró Egunkaria se extendiese a una revisión del "caso Egin". La argumentación es estructuralmente la misma".
De cara al futuro, la sentencia deja por escrito el final del "todo es ETA", aunque Ezeizabarrena no está tan seguro: "Ojalá, pero habrá que seguir cómo se resuelven otros casos. Lo llamativo es que haya que poner por escrito que no todo lo que rodea a Euskal Herria es ETA. Da una idea de la precariedad que vive el Estado de Derecho en España".
Ramón Zallo es claro al ser cuestionado sobre si podría volver a suceder un nuevo caso Egunkaria o Egin: "Si ha ocurrido una vez, podría volver a ocurrir, aunque en otro contexto político. Este proceso, en el que ni partidos ni periódicos se han opuesto rotundamente a que continuara semejante desafuero, ha demostrado que hay una enfermedad en la conservación de derechos del sistema español como para pensar en no descartar que pueda volver a ocurrir".