Vitoria. Los radicales choques de opiniones que se vienen produciendo desde que el Gobierno Vasco hizo pública la reforma que pretende acometer sobre el actual Plan de Educación para la Paz demuestran lo difícil que será para el Ejecutivo lograr un nivel de "consenso" similar al que recibió la pasada legislatura el plan vigente, que contó con el apoyo de todos los grupos presentes en la Cámara salvo EHAK.

La comunidad educativa aún repasa los pormenores del nuevo plan mientras sigue esperando que el Gabinete López contacte directamente con las asociaciones de padres y alumnos y las federaciones escolares que la integran para pedir sus opiniones como agentes más directamente afectados. Y, por eso, guarda un cauto silencio que podría romper a partir de hoy.

Sin embargo, las formaciones políticas ya han bajado a la arena, y en sus análisis se refleja la brecha que podría provocar la reforma que impulsan socialistas y populares en torno a una herramienta tan sensible como ésta, destinada a educar en valores de paz a los jóvenes vascos. Para muestra, dos botones.

"no es digno" La portavoz de Aralar, Aintzane Ezenarro, rompió en Radio Euskadi el silencio que guardaba sobre esta iniciativa para pedir directamente su retirada, por cuanto no la considera "digna" de ningún gobierno. Las principales razones en las que basa su rechazo frontal son dos: la falta de concreción de una reformulación que no explica cómo propone "llevar el testimonio de las víctimas a las aulas", y que el nuevo texto pretenda el "adoctrinamiento político" de los escolares según los intereses de PSE y PP borrando de su memoria "generaciones de sufrimiento" al trasladar que en Euskadi no ha habido más sufrimiento que el causado por ETA. "Debería sonrojar a las personas que han presentado este plan. Es simplemente literatura de lo que ya conocíamos" y de lo que hasta ahora se venía haciendo en el camino de "impulsar la empatía hacia las víctimas", subrayó.

"pereza" nacionalista Ante estas críticas, el aplauso cerrado del portavoz de UPyD Gorka Maneiro, para quien, al contrario de lo dicho por Ezenarro, este tipo de medidas son necesarias para acabar con la estrategia de "mirar hacia otro lado tan utilizada en los últimos años".

En su opinión, la reforma impulsada por López no busca adoctrinar, sino "darle otro nivel" a la deslegitimación del terrorismo desde las escuelas. Y si Ezenarro lo critica es porque "los nacionalistas suelen ser bastante perezosos en defender todas aquellas medidas que vayan en la línea de acabar con el terrorismo"; "de ahí que no sea casualidad que 30 años después todavía exista ETA" añadió, ayudando a mostrar el abismo que amenaza con abrir en la Cámara el debate de esta cuestión.