Washington. La cumbre sobre seguridad nuclear convocada por EEUU comenzó ayer en Washington con la asistencia de 47 países (38 jefes de estado y de Gobierno) que intentan adoptar medidas para reforzar la seguridad sobre el arsenal atómico disperso por el mundo e impedir el acceso de los terroristas a ese material. Se trata de la mayor reunión internacional auspiciada por un presidente de EEUU desde 1945, cuando se celebró en San Francisco la conferencia fundacional de Naciones Unidas, lo que hace que la capital de este país esté blindada hasta hoy.

Con esta cita la Casa Blanca pretende llamar la atención sobre la que el presidente Barack Obama ha definido como "la mayor amenaza a medio, corto y largo plazo" para la seguridad estadounidense y global: el terrorismo nuclear". "Sabemos que organizaciones como Al Qaeda intentan desarrollar un arma nuclear que no dudarán en usar", alertó Obama el domingo. De ahí que su gobierno pretenda que estén seguros todos los materiales nucleares en el mundo en el plazo de cuatro años e impedir así que grupos terroristas consigan el suficiente uranio enriquecido o plutonio refinado para fabricar un arma atómica.

Los pasos necesarios para lograr esa meta se discutirán durante esta cumbre que comienzó ayer con una cena de jefes de Estado. La agenda continuará hoy con dos reuniones plenarias, un almuerzo de trabajo y el comunicado conjunto final en el que se prevé que los participantes se comprometan a emprender una ofensiva global contra el tráfico ilícito de material nuclear. La jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, y el secretario de Energía de EEUU, Steven Chu, mantendrán a su vez reuniones paralelas con sus colegas.

Presión a Teherán A la espera de esas sesiones plenarias, Obama protagonizó entre ayer y la víspera una maratoniana serie de encuentros bilaterales. El presidente recibió el domingo a los gobernantes de la India, Kazajitán, Sudáfrica, Pakistán y Nigeria, y ayer departió con los de China, Jordania, Malasia, Ucrania y Armenia. Además hoy Obama se entrevistará con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y la canciller alemana, Angela Merkel.

Mientras tanto, el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, gran ausente en una cumbre en la que se espera que se aborde en detalle el desafío planteado por el programa nuclear de Teherán, calificó el encuentro como "humillante" para la humanidad. Obama le respondió con la petición de una mayor presión sobre Teherán, incluida la imposición de sanciones adicionales por un programa que varias potencias consideran que su objetivo es lograr el arma nuclear pero que la autoridades iraníes dicen que es para uso civil.