vitoria. Ante la sucesión de movimientos de que están siendo testigos los últimos meses en el seno de la izquierda abertzale y el conjunto del MLNV, y ante la posibilidad de que estos pasen a una nueva fase tras la celebración del Aberri Eguna de este domingo, el presidente del PP vasco decidió ayer elevar el listón de las exigencias requeridas para que la izquierda abertzale recupere el pedigrí democrático y pueda concurrir de nuevo ante las urnas. Así, en un giro desconocido en los planteamientos que vienen haciendo quienes han defendido y defienden las condiciones establecidas por la Ley de Partidos, Antonio Basagoiti afirmó que la "condena" de la violencia de ETA que hasta ahora se exigía a este mundo para volver a la legalidad ya no sería "suficiente", sino que debería venir acompañada de "la renuncia a un proyecto totalitario". "La hoja de ruta es la que se marcó en Estrasburgo. Si alguien quiere salir de allí tiene que renunciar a los medios y también a los fines. La condena no es suficiente; si nos limitamos sólo a la condenilla, nos podemos encontrar con una nueva treta de ese mundo para volver a las instituciones y seguir apoyando al terrorismo", afirmó, antes de adelantar también que, si una parte de la organización quisiera alejarse de quienes quieren seguir empuñando las armas, deberían seguir el camino de ETA político-militar: "entregar las armas, pedir perdón y asumir el Estado de derecho".

"No se va a hacer" Mientras el líder del PP vasco buscaba su propio lugar endureciendo su discurso y llevándolo un paso más allá del que hasta ahora compartía con los socialistas, estos se esforzaban aún ayer en apagar el fuego de sospecha que encendió el ex ministro del Interior más popular de la era Aznar, Jaime Mayor Oreja, cuando dijo tener la "certeza" de que La Moncloa ya había echado a andar la segunda parte del proceso de negociación que ETA frustró en Barajas.

Para el portavoz del PSE, José Antonio Pastor acusaba al PP de echar "basura" sobre la vida política para desgastar al Gobierno.

Para el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, la hipótesis planteada por Oreja es "disparatada" y está "fuera de lugar" ya que, según aseguró -a pesar de la declaración firmada recientemente precisamente en Bruselas por la que una veintena de destacadísimos dirigentes abogaban por poner las bases de un nuevo proceso de diálogo-, "nadie cree que pueda haber otro camino distinto en la lucha contundente con las armas del Estado de derecho contra el último terrorismo de Europa".

En la misma línea, la secretaria de política internacional del PSOE, Elena Valenciano, respondió al grupo promotor de ese llamamiento al diálogo que ya se conoce como Declaración de Bruselas asegurando que "no se va a hacer lo que dicen".

En su opinión, la declaración presentada el pasado lunes por el sudafricano Brian Currin y respaldada por mediadores internacionales y especialistas en resolución de conflictos entre los que destacan premios Nobel de la Paz como Desmond Tutu o John Hume, viene de un grupo que "tiene su propia deriva" que vino a vincular con unas posiciones comprensivas con el mundo de Batasuna y expresan "una opinión sin más" que, según subrayó, no va a tener "ninguna incidencia sobre la que es nuestra tarea". Dicho esto, quiso dejar claro también que lo dicho por Oreja sólo persigue "hacer daño", divide "a los demócratas" y "por eso ha sido rechazado por la gente seria de este país".

Serio o no, quien sí apoyó sorprendentemente la teoría de Oreja sobre esa posible segunda vuelta del proceso de diálogo fue el diputado jeltzale Josu Erkoreka. En su opinión, lo dicho por Oreja debe tener "algún fundamento" ya que, según la información que posee, "los puentes" entre el PSE y la izquierda abertzale "nunca se rompieron del todo" y se "siguen manteniendo. Mientras, su compañero Andoni Ortuzar dejaba claro que, pase lo que pase, el PNV "no caerá en el juego" del PP de "demonizar supuestos contactos" con ETA o con la izquierda abertzale.