saná. La guerrilla chií del noroeste del Yemen anunció ayer que todos sus efectivos habían recibido la orden de abrir las vías terrestres que controlan y de retirar las minas explosivas para cumplir el alto el fuego acordado por las dos partes.

El comunicado se hizo público mientras en la zona de combates, en el área de Yemen fronteriza con Arabia Saudí, se viven momentos de calma, sin que hayan surgido nuevos avisos sobre choques armados parecidos a los que se registraron el pasado viernes, después de que entrara en vigor la tregua.

"El Señor Al Huti, a través de su mediador, Ali Naser Qersha, reafirmó su interés en la paz y en el cumplimiento de los pasos inmediatos que se acuerden después del fin de la guerra", dijo la nota rebelde. "La guerra no beneficia a Yemen ni a los yemeníes", agregó, citando a Al Huti, quien se puso al frente del grupo rebelde tras morir su padre, Husein, en el primer alzamiento armado, en 2004.

El comunicado de los insurgentes, también llamados "hutíes", rechazó además que la dirección rebelde estuviese involucrada en el ataque a un convoy militar que protegía a una delegación oficial y que causó la muerte de dos soldados y heridas a otros cuatro.

La acción se produjo en la ciudad de Saada después de que entrara en vigor, a primera hora del viernes, el alto el fuego ordenado por el presidente Ali Abdalá Saleh como paso previo para terminar la contienda que estalló en 2004 en el noroeste del país. El comunicado rebelde calificó de inexactas las acusaciones de que fueron sus hombres quienes lanzaron el ataque y responsabilizaron de él a quienes "comercian con la guerra". Fuentes oficiales también dijeron que el líder rebelde había comunicado a un comité de mediación que los que perpetraron la emboscada eran "elementos indisciplinados" que escapan al control de la dirección rebelde.

ya hubo otro tiroteo Además del ataque al convoy oficial al oeste de Saada hubo otro tiroteo el viernes contra una posición del Ejército al sur de la misma ciudad, según fuentes oficiales, aunque no dieron detalles de este incidente.

La guerra se intensificó a raíz de una ofensiva que lanzó el 11 de agosto el Ejército yemení, por tierra y por aire, y que ha causado centenares de muertos entre los dos bandos y decenas de miles de desplazados.

El pasado 30 de enero los rebeldes decidieron callar sus armas y aceptaron una serie de condiciones hechas por el Gobierno para suspender las operaciones armadas. Después de varios días, el presidente Saleh ordenó un cese de hostilidades a sus propias fuerzas.

Fuentes locales dijeron que después de que entrara en vigor la tregua, la situación estaba en calma en todos los frentes, incluida la provincia de Saada, donde los insurgentes tienen su principal bastión.