vitoria. La euforia revolucionaria provocó la ocupación de la embajada de Estados Unidos por estudiantes islámicos en noviembre de 1979, quienes mantuvieron cautivos a 66 norteamericanos por más de 400 días. El triunfo de Jomeini había traído consigo una febril campaña contra todo lo occidental. Y entre ese culpable de todos los males, se señalaba a EEUU como el cabecilla de todos los demonios. Una terminología similar a la que años después utilizaría la administración republicana de George W. Bush.

El incidente de la toma de la embajada trajo serios roces con el gobierno del presidente demócrata Jimmy Carter. Los islamitas le pedían la extradición del Sha (quien se encontraba momentáneamente en Nueva York) hacia Irán para que fuera juzgado por los crímenes cometidos contra su pueblo. Carter decidió entonces romper las relaciones diplomáticas con Irán e impuso un fuerte embargo comercial.

Esta disputa afianzó al Ayatolá Jomeini en el poder. Los ideales islámicos se enraizaron con la política del país y se adoptó el término de "Gran Satán" para referirse a Estados Unidos. Jomeini definía a la entonces Unión Soviética como el "Pequeño Satán", dejando el aumentativo para Washington.

Los cambios políticos que se introdujeron en la sociedad iraní como consecuencia de la Revolución Islámica fueron tan fuertes que todavía hoy en día siguen repercutiendo en su política interior e exterior. Se prohibieron las huelgas de cualquier tipo, y rompieron con los lazos y costumbres occidentales.