Vitoria. La acusación popular que ejercen la asociación Dignidad y Justicia y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pide 14 años de cárcel para Txema Auzmendi en el sumario principal, y 26 años y 32,5 millones de euros en la pieza económica. El periodista, ex secretario del consejo de administración de Egunkaria, está acusado de integración en ETA como los otros cuatro procesados. A la espera de conocer el veredicto final, desgrana los sentimientos que le han provocado estos siete tortuosos años.
¿Cómo ha vivido estos días de juicio y con qué sensación salió el miércoles de la Audiencia Nacional tras quedar visto para sentencia?
Por un lado con una incomodidad interior, ya que sentarse en el banquillo de los acusados cuando no tienes ninguna conciencia de ser un delincuente te produce una sensación extraña y dura. Y por otro lado, con una gran paz sabiendo que no he cometido ningún delito. En cualquier caso, la sesiones se hacen largas y es verdad que durante el juicio tienes una sensación, no de temor, pero sí de falta de control, de indefensión total, sobre todo, cuando ves cómo los guardias civiles decían cosas que son mentira y no puedes intervenir. Sientes una gran impotencia. Y cuando concluye la vista oral, sales con la sensación de incertidumbre.
¿Qué le ha parecido la actuación del juez Javier Gómez Bermúdez?
Ha tenido un gran respeto con nosotros, nos ha dejado responder a todo lo que nos han preguntado los abogados sobre malos tratos, torturas, sobre cómo surgió el periódico. Esto último era muy importante para nosotros, el que le pudiéramos transmitir lo que nos motivó profundamente hace veinte años para impulsar el periódico y qué supuso también este proyecto para la sociedad, para la cultura vasca y para el mundo euskaldun. El trato no sólo ha sido correcto, sino de respeto.
¿Es optimista de cara a la sentencia?
Más que optimista, tengo esperanza. Nuestro mayor temor y preocupación era si el fiscal iba a mantener su solicitud de sobreseimiento o iba a modificar su postura por las presiones que pudiera recibir, los cambios de opinión en el gobierno políticamente porque no sé qué ocurre en Euskal Herria,... La Audiencia Nacional no es un tribunal normal, es una judicatura en muchos aspectos muy politizada y, por lo tanto, la preocupación existía. Cuando corroboramos que el fiscal mantenía su postura fue un alivio, no por mí, porque vayan a descubrir no sé qué cosas que no has hecho, pero sí porque la posición era clara. En este sentido, ahora sí tengo razones para pensar que podemos salir libres. Aunque sigo temiendo que después de siete años de proceso judicial, un periódico cerrado y las graves acusaciones que se nos imputan, no seamos todos absueltos y alguno de los cinco tenga que pagar pena de cárcel.
Deben ser duros estos últimos días de incertidumbre, sólo pensar la posibilidad de entrar en prisión...
Sí, sí se te pasa por la cabeza ese pensamiento. Luego depende de la situación de cada uno, en qué momento de tu vida estás psicológicamente, afectivamente,... Son muchos los ingredientes que influyen a la hora de abordar ese pensamiento. Aunque para todos pensar que puedes entrar en prisión es duro, en mi caso, al estar soltero, ser sacerdote, y haber vivido con presos durante muchos años en una casa en Donostia, haber estado en la cárcel no me supone un trauma. De algún modo está asumido, no me agobio, pero tampoco sueño con ello (Sonríe). Intento no darle vueltas.
¿Se esperaban tantas muestras de apoyo de la sociedad vasca?
Frente a la injusta situación que hemos vivido, hemos logrado mantener el ánimo gracias al apoyo tan manifiesto no sólo de familiares, amigos o gente cercana, sino de la sociedad. Ha habido un gran respaldo desde autoridades, instituciones, sindicatos, partidos, etc...
Además de la sociedad vasca, también han recibido muestras de solidaridad de fuera de Euskadi.
Sí, muchas. Estamos muy agradecidos. El último día del juicio, por ejemplo, hubo un grupo de apoyo de Madrid que nos hizo una despedida. Nos invitaron a cenar en una casa ocupada en un ambiente muy humano y con gran calor. Algo espléndido.
¿Durante estos siete largos años de proceso judicial se ha sentido en algún momento señalado o decepcionado con alguna actitud?
Me ha dolido la actitud de algunas personas del PSOE de las que esperaba más moralmente. Así como del PP no he esperado ninguna muestra de solidaridad y ha habido más bien silencio, por parte del PSOE al final ha habido movimientos y declaraciones, pero me han decepcionado algunas personas de las que esperaba algo más. Yo entiendo que la política es la política, y cuando se tienen cargos hay muchas obediencias que se tienen que atender. Pero desde la ética, si entiendes que la situación que atravesamos es injusta y no lo dices, moralmente es decepcionante y duro.
En el juicio se incidió en que Ramón Jáuregui ayudó a que el Gobierno Vasco, liderado entonces por Ardanza, contara con representación en el consejo de administración de Egunkaria
Puede ser. En este sentido, es importante destacar cómo influye la política en algunos estamentos judiciales. Cuando se produjo la operación policial en 2003 contra Egunkaria gobernaba Aznar y el fiscal veía delito. Cuando volvió el PSOE al gobierno, cambiaron los fiscales. Desde 2006 hasta el pasado miércoles, la Fiscalía ha solicitado el sobreseimiento por falta de pruebas.
¿Tras esta dura experiencia, ha cambiado su visión respecto al funcionamiento de la Justicia?
No tanto. Por un lado, no sería justo hablar de la Justicia en general. En la Justicia española habrá unos tribunales que funcionarán mejor o peor, porque tienen más o menos recursos, habrá jueces con mayor o menor calidad. Pero la Audiencia Nacional sí tiene una historia, nace cuando se cierra el Tribunal de Orden Público. Y tengo que decir que lo que yo pensaba de la Audiencia Nacional, se ha corroborado, a pesar de que nuestro caso es una excepción ya que es el único caso en la Audiencia relacionado con el terrorismo en el que el fiscal pide el sobreseimiento. Pero viendo cómo se han comportado los guardias civiles, que hablaban con total tranquilidad de que ellos mismos habían preparado las pruebas periciales, habiendo errores de traducción... Si no es por la posición del fiscal, nos encontraríamos en una situación de desamparo.
¿Cree que una sentencia favorable protegerá de cara al futuro la imagen de los medios euskaldunes?
Por supuesto, una sentencia favorable será buena, pero no resolverá el problema de falta de consenso político en torno a la normalización del uso del euskara.
Es imposible reparar los daños personales y el periódico "Egunkaria" no se reabrirá, pero cabe la posibilidad de indemnización...
La sentencia puede ser absolutoria para los cinco procesados sin indemnizaciones o puede que alguno de nosotros tengamos que pagar pena de cárcel. La indemnización se calcula en 60 millones de euros. Hay daños que no podrán repararse, pero hay trabajadores y accionistas que salieron perjudicados y a ellos se les tendría que indemnizar.
Se dice que de toda experiencia mala, se saca siempre algo positivo. ¿Qué ha aprendido de ésta?
Yo diría que te ayuda a conocer limitaciones y también aspectos positivos de ti mismo que no conocías. Es verdad que también a veces puede salir desesperación o un intento de suicidio, porque no sabes hasta dónde te lleva esta situación, como ha habido en nuestro entorno. Por otro lado, se ha fortalecido la relación de amistad que ya existía entre nosotros (los cinco procesados). En cuanto a los sentimientos, yo he conseguido no dejar lugar a que crezcan sentimientos de venganza, pese a la gravedad de lo sucedido.