vitoria. Una de las medidas que el Plan Vasco de Educación para la Paz y los Derechos Humanos incorporará con la remodelación de que ha sido objeto tras la llegada del Gobierno de Patxi López será la visita, física o a través de las nuevas tecnologías, de víctimas del terrorismo a los centros escolares vascos. Ayer la consejera de Educación, Isabel Celaá, aseguró que esta medida no será "ni prohibida ni impuesta" a los colegios, después de que se trasladara la impresión de que algunos centros se habían negado a recibir estos testimonios.
Celaá negó este último punto, pero sí admitió que antes de enfrentar a un menor con el duro testimonio de una víctima del terrorismo será necesario preparar a los estudiantes mediante la asignatura de Educación para la Ciudadanía y mediante el propio Plan de Educación para la Paz. "Sería contraproducente si no tuviéramos un aula lo suficientemente preparada como para que cuando reciba a la víctima, tenga un efecto nocivo tanto para el alumno, porque no pueda llegar a entenderlo, como para la propia víctima. Por lo tanto, hay que preparar el terreno previamente", afirmó Celaá.
La consejera del Gobierno Vasco está por la labor de llevar esta cuestión al terreno de la normalidad, y por ello se mostró partidaria de que esta medida, hasta ahora nunca ensayada en el Estado, no sea "un tótem, ni un tabú", y que quede a la libre elección de los centros escolares vascos.
En todo caso, y pese a la preparación previa por la que apuesta la consejera, ésta se mostró convencida de que "las propias víctimas trasladarán un mensaje de superación y transformación en los centros educativos, que producirá un efecto beneficioso sobre todo en lo que a la educación emocional se refiere". Queda el riesgo, eso sí, de que vuelvan a ser "victimizadas".
Celaá respondió así a la inquietud de la parlamentaria popular Mari Mar Blanco, quien había entendido a través de los medios que a Educación le parecía "contraproducente" la presencia de las víctimas en las aulas. Blanco se dio por satisfecha con las explicaciones de la responsable de Educación aunque, eso sí, insistió en la necesidad de que la medida se lleve a cabo, y dirigida especialmente a "ese 15 % de jóvenes que, según nos adelantaba el informe extraordinario del Ararteko, apoya la violencia terrorista y convierte a los inocentes en culpables con sus pensamientos totalitarios".
El Plan de Educación para la Paz ha sido una de las apuestas más fuertes del nuevo Ejecutivo en lo que a su estrategia de deslegitimación del terrorismo se refiere, junto con la retirada de carteles de presos de ETA de las calles vascas.