madrid. Trece acusados de pertenecer a los aparatos de captación y de información de ETA, detenidos en base a la documentación intervenida en Francia en diciembre de 2002 al dirigente etarra Ibon Fernández Iradi, Susper, negaron ayer formar parte de la banda terrorista o colaborar con ella.

Según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, los procesados integraban el "sub-aparato de captación" conocido como Arrantza, (o los conocidos como pescadores) cuya función era reclutar a nuevos miembros, y el "sub-aparato de información" llamado Pianistas, que facilitaba información sobre posibles objetivos de la banda.

Por estos hechos, la Fiscalía pide diez años de prisión para Ikerne Indakoetxea, Ramón López, Zugaitz Izaguirre y Carlos Moisés por integración en banda terrorista; y siete para Regina Maiztegi, Mikel Garayondo, Maider Egiguren, Alberto González, Gorka Iriarte, Galder Bilbao, Iker Casanova, Arantza Martín y Francisco Gil, por colaboración con banda armada.

A pesar de que la Policía asegura que sus nombres aparecían en los documentos que ya se conocen como los papeles de Susper, que han servido de base para acusar a decenas de personas de colaborar con ETA, los trece imputados coincidieron en negar ante los magistrados de la Audiencia Nacional que hayan colaborado con esta organización, y dijeron que admitieron los hechos ante la Policía y el juez tras ser arrestados porque habían sufrido "presiones y malos tratos". Lo hicieron siempre a preguntas de sus abogados defensores, ya que todos rechazaron contestar a las preguntas formuladas por la Fiscalía y también a las que les dirigió la acusación popular, que ejerce una vez más la Asociación Víctimas del Terrorismo.

las llamadas a filas de "susper" Indakoetxea, a quien el fiscal atribuye una "plena integración en ETA" y la labor de captación en Navarra junto con López Cid, admitió haber acudido a cuatro citas con Susper en las que éste le habría propuesto entrar en la banda, a lo que ella se negó en todas las ocasiones.

Por ello, según explicó, el ex jefe del aparato militar de ETA le propuso colaborar "en otro tipo de trabajos" y le pidió nombres de personas que pudieran responder al perfil que buscaban, a lo que ella accedió proporcionándole "cuatro o cinco nombres" porque, según admitió, "la situación era muy tensa".

Por su parte, Maiztegi relató que Egiguren, que era compañero suyo de trabajo, le entregó una carta en la que Susper la convocaba a una cita, a la que no acudió porque "ese tema le venía muy grande". "Desde el primer momento dije que no. Estaba cagada", afirmó Maiztegi.

Según el fiscal, lo que sí hizo fue facilitar a Susper el nombre del también acusado Mikel Garaiondo, quien ayer efectivamente admitió que se reunió con él en un bar de Eibar, aunque aseguró que no aceptó su propuesta ni le facilitó nombres de otros posibles colaboradores. Todos los demás procesados en el juicio -que se reanudará el lunes- negaron que hubieran sido siquiera citados por Susper.