sta semana hemos acudido a otro momentazo surrealista protagonizado por Isabel Díaz Ayuso, convertida desde hace tiempo en una estrella mediática. Siguiendo los pasos de García Lorca, la presidenta de Madrid ha viajado a Nueva York, travesía al parecer indispensable para cualquier famoso que se precie y que, como no podía ser de otra forma, han pagado los madrileños con sus impuestos. Si García Lorca quedó en su día impactado por los rascacielos y el ajetreo de Manhattan, Ayuso, a la que los edificios le han debido parecer poca cosa comparados con los de la capital española, se ha quedado estupefacta a raíz de una de las iluminaciones de este viaje. "Desconocía que se habla muy poco de Madrid en Norteamérica", ha concluído la presidenta. Sí, señora Ayuso, los yanquis tienen cosas más importantes de las que conversar como, qué sé yo, el partido de béisbol del día anterior o lo último de Netflix. Pocos sabrán situar Madrid en un mapamundi y me temo que también se sorprendería de lo poco que se habla de su ciudad en el resto de provincias de España. De su viaje, me quedo con la imagen de sus comparecencias, en las que solo había micrófonos de medios españoles. ¿No habría sido mejor idea organizarlas en la omnipresente Madrid?