a música que había comenzado a sonar con Miren Larrión en el seno de EH Bildu Gasteiz no se escuchó ayer en el pleno del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Sorprendió la defensa de una iniciativa de claro peso político en boca de su edil Alberto Porras y no de su actual portavoz, Félix Gonzalez. Y sorprendió una vuelta a argumentos de antaño edulcorados con otras palabras para justificar lo injustificable, los homenajes que se hacen en los espacios públicos a los presos de ETA tras su salida de la cárcel y que se convierten en toda una humillación para sus víctimas. EH Bildu demostró un nuevo ejercicio de sordera ante quienes han padecido en sus carnes el terrorismo y nuevamente habló de lo suyo: de que el arraigo de los presos con sus pueblos de residencia no suponen una humillación a las víctimas; de una Euskal Herria que vive un 'no' proceso de paz porque hay partidos empeñados en un relato de vencedores y vencidos; de iniciativas parciales, etc. Habrá que seguir esperando, por tanto, a que la izquierda abertzale eleve la mirada y, entienda, como le trasladaron Elkarbizi, Gogoan y la Fundación Fernando Buesa, que el reto de la paz y la convivencia exige de tiempo, trabajo y voluntad. De que querer es poder. Pero que hay que querer.