os avisó con tiempo, aunque alguno de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero casi se cuela sin darse cuenta. El otro día, nuestro querido escanciador de café y otras sustancias nos dejó en la calle para acoger la reunión anual del edificio donde vive, que no está lejos del local. La perspectiva de juntarse con todos sus vecinos en el portal de la comunidad teniendo que ventilar con el frío que hace le llevó a tomar la decisión como presidente saliente. Eso sí, para no perder la costumbre, a los propietarios presentes que se quisieron tomar algo durante el cónclave, les cobró la ronda con la excusa de que la cosa está muy achuchada. Tacaño hasta el final, por supuesto. Ayer uno de los viejillos nos contó que los jovenzuelos -es decir, rondando los 40- de su edificio habían propuesto hacer una reunión “por eso del zum”, algo que, cuando se lo contaron, debió dejar a nuestro venerable con tal cara de Pikachu pasmado que la idea decayó al instante. Eso sí, ahora los promotores de la propuesta virtual se niegan a tener el encuentro de manera presencial por aquello del bicho y el que está de presidente, y no puede dejar el cargo hasta que se produzca la cita, ha debido de comprar un bazooka como regalo de Reyes. Y ahora que me acuerdo, yo la tengo en breve...