upongo que hay una lógica en esta carrera por hacer anuncios sobre los avances de las diversas vacunas contra el coronavirus en la que trabajan varias empresas. Pfizer -junto a la alemana BionTech- avanzó la semana pasada que su vacuna tiene una eficacia de un 90% en la fase III del estudio. Lo hacía en un comunicado de prensa, no en un artículo en una revista especializada, como suele ser habitual. La respuesta inmediata fue una subida de las bolsas a nivel de mundial. No tardaron ni 24 horas los desarrolladores de la vacuna en la que trabaja Rusia, a la que han denominado Sputnik, en salir a la palestra y afirmar que su vacuna tiene una efectividad del 92%. Ayer fue la farmacéutica también estadounidense Moderna la que afirmó que su vacuna contra el covid-19 tiene un 94,5% de eficacia, según los datos provisionales de su ensayo clínico. Y sí, supongo que hay una lógica en todos estos anuncios, aunque animaría a estas firmas a ahondar un poco en cuestiones como como el viejo adagio de que el medio es el mensaje o el de la mujer del César. Porque su trabajo en este momento es trascendental, valiosísimo e imprescindible, y por eso no debería quedar al albur de la especulación ni dar pie a anuncios que pecan, cuando menos, de triunfalismo, por parte de los gobiernos.