i sus acciones son merecedoras de reprobación lo decidirán los tribunales de justicia. Pero nunca se podrá borrar la labor del Rey Juan Carlos en beneficio de la democracia y de la Nación, so pena de una ingratitud social que nada bueno presagiaría del conjunto de la sociedad española”. Así reza el manifiesto firmado por exministros y exaltos cargos en apoyo en defensa del legado del rey emérito. De acuerdo con la primera frase, así debería ser, presunción de inocencia para todos. Porque nos creemos eso de la democracia. Por cierto, llama la atención que los firmantes otorguen mayúscula a Nación y no a democracia. Mis dudas ante la colleja metafórica que se han marcado los firmantes vienen a cuento del “nunca se podrá borrar...”. Hombre, señores y señoras firmantes, si alguien parece empeñado en borrar diría yo que es el propio rey emérito, por ejemplo, eligiendo Abu Dabi -casi parece un desafío más que un gesto para “facilitar”, como él dijo en el famoso comunicado, las cosas a su hijo-, o alguienes en Zarzuela -no sé cómo de verticales o participativas son las decisiones-, gestionando esta crisis como si les guiara el objetivo de la opacidad y/o la bandera republicana: baste citar la publicación de la renuncia a la herencia en pleno apogeo de la pandemia o las dos semanas de dóndeestáwally que se han marcado.