lo largo de la historia nos encontramos con artistas que no navegan por las corrientes dominantes de su época. Porque, obviamente, como en cualquier otra rama del pensamiento, o de la cultura, priman las tendencias. Pues el ser humano trabaja en manada. Es un animal cultural: en ocasiones acecha, apresa y digiera una idea para, al cabo del tiempo, saltar hacia otra presa.

El Bosco, por ejemplo, aun bebiendo de una tradición del arte flamenco, ha sido uno de los pintores más singulares de la historia del arte. En el museo del Prado nos podemos encontrar con una treintena de obras suyas, entre ellas El jardín de las delicias, pintado hace más de cinco siglos. Todo un delirio simbólico sujeto a un inabarcable abanico de interpretaciones. Diez años después de la muerte de El Bosco nacería otro rara avis del arte: Giuseppe Arcimboldol, el pintor de las "cabezas compuestas". Un artista que componía desconcertante retratos integrados por frutas y flores.

La lista de artistas fuera de las tendencias imperantes de las diversas épocas históricas en las que desplegaron su biografía, es sumamente extensa. Podríamos también hablar del arte bruto, sello que recoge obras realizadas fuera del arte oficial, como es el realizado por personas con enfermedades mentales. O del arte naif, pergeñado por personas autodidactas, aficionadas, y cercano al arte infantil. Pero nos gustaría escribir sobre un artista cercano, local, cuyas obras reúne en diversas proporciones todas estas particularidades de las que estamos hablando. Aunque "no están todas las que son, pero sí son todas las que están". Nos referimos a Ernesto Murillo, alias Simónides. Un artista que estos días está exponiendo sus últimos trabajos en la sala de arte alternativo (o sala alternativa de arte) ¶espazioa ubicada en el barrio de El Pilar, barrio que, por cierto, es ya el centro geográfico de nuestra ciudad.

Simónides proviene del mundo del cómic, del tebeo. Es uno de los historietistas vivos que más ha aportado a la escena de la viñeta nacional. Revistas históricas como Star, Makoki, El Víbora, TMEO... no hubieran sido lo que son -o han sido- sin él. Obviamente, mucho del perfume del cómic está presente en la pintura de Ernesto Murillo. Pero recordemos que este dibujante de cómics se ha dedicado también toda su vida a pintar cuadros, exponiendo sus trabajos en múltiples exposiciones individuales y colectivas. Desde que contaba con dieciocho primaveras hasta las sesenta y nueve que luce ahora. Simónides pinta "de memoria", siempre figurativo. Sus pinturas, como buen contador de historias que es, tienen una fuerte carga narrativa, poniendo técnica y estilo al servicio de ésta, creando relatos visuales que emanan realismo mágico o cierto surrealismo.

En ¶espazioa, reiteramos, podemos contemplar estos días una veintena de trabajos realizados entre el pasado año y este. Y también en la muestra colectiva Ornamento, en el espacio Zas Kultur, Simónides expone un par de notables trabajos.